Lástima que “Los hambrientos”, una película de terror original y con pasajes apasionantes, solo se estrene en copias dobladas.
La imposición clasista de los distribuidores y exhibidores ha creado un gueto para las películas subtituladas, que solo se exhiben en salas de distritos acomodados. El resto del público debe ver-sin alternativas- solo películas mutiladas.
Porque el doblaje es una mutilación. No solo altera la banda sonora original (suprime ruidos, modifica el volumen del entorno sonoro, entre otras alteraciones), sino que modifica el acento, la entonación, el volumen y el timbre de las voces de los actores, que son herramientas fundamentales para su expresión.
La imposición del doblaje por los responsables del negocio del cine, sin ofrecer la opción para elegir versiones subtituladas, es una actitud bárbara de desprecio a las películas y a los espectadores que desean verlas en su integridad y tal como fueron concebidas.
Es, además, un gesto reaccionario. Nos retrotrae a las normativas de los nacionalismos totalitarios europeos de la década de los años treinta del siglo pasado cuando, en los albores del cine sonoro, decretaron que las lenguas nacionales debían ser protegidas de perniciosas influencias lingüísticas llegadas de fuera.
En América Latina se optó por el subtitulado desde aquellos años, con la única excepción de las películas infantiles que llegaban dobladas.
En los últimos años, en una extraordinaria contribución a la difusión del analfabetismo funcional, los dueños del comercio fílmico, no contentos con rebajar el nivel de calidad de la cartelera, imponen a rajatabla el doblaje. Mejor dicho, se lo imponen a los espectadores que no pueden acudir a las salas más exclusivas, esas que están ubicadas en tres o cuatro distritos limeños.
Ricardo Bedoya
Justamente Ricardo, esta película no se da ni en Cinerama El Pacífico ni en Cineplanet Alcázar. Tampoco en UVK Caminos del Inca ni en Cinemark Jockey Plaza que son las salas donde se programan más películas subtituladas. Tengo la sensación que los distribuidores/ programadores creen o tienen la certeza que en los distritos más mesocraticos el público no ve o ve menos películas de terror que no sean de EEUU. Y que el espectador peruano, en general, prefiere ver películas dobladas por flojera para leer subtitulos y porque le interesa un pepino la apreciación cinematográfica, solo quiere entretenimiento. Además, si caemos en cuenta, cuando una película de terror no tiene audio inglés, es seguro que la presentan doblada. Y creo que “Los hambrientos” es en francés o me equivoco? De todas formas, lo que está sucediendo nos pinta como un país culturalmente muy atrasado. Nuevamente la CCPUCP debe ir al rescate de otra película.
Y pensar que en Perú un grupo de personas han fundado un estudio de doblaje…. y lo que más doblan son películas de terror.
Suenan peor que un trabajo hecho por fans amateurs, dicho sea de paso.
Una propuesta: presentar la queja en la DAFO, por ahora la única instancia estatal de contacto con el cine, que puede tener al menos un mínimo de ascendiente en el negocio cinematográfico. Como lo trasmite muy bien Ricardo, no se trata sólo de que un grupo de cinéfilos acceda a ver una mayor cantidad de películas en versión original subtitulada, sino de oponerse a una forma de racismo cultural, imponiendo el doblaje a todas o casi todas las salas que no están situadas en San Isidro, Miraflores, San Borja, Surco, La Molina y, excepcionalmente el Cineplanet Salaverry, las salas de San Miguel y casi nada más. Es una barbaridad lo que se está promoviendo.
Lamentablemente,parece que la decisión de pasarla doblada y en unas cuantas salas les ha “salido a cuenta” a Cineplanet:la respuesta del público al salir de la sala ha sido:no es lo que pensaba…no me gustó..
Por supuesto,respuestas de un público acostumbrado al bucuco y al recurso fácil del gore.
Pensaran que el “sofisticado” público de lugares como alcazar y san borja sólo ven a lanthimos,y por eso maltratan a la pelicula poniendola para un público que,en su mayoria,no es el correcto.