Reminiscencias (2010), de Juan Daniel Molero, es un collage audiovisual, de tintes autobiográficos, en una línea que se torna cada vez más influyente y frecuentada por los documentalistas afiliados a la generación de las prácticas del videolog y de las imágenes compartidas por las redes sociales.
Aquí, las fronteras entre lo privado y lo público se diluyen, mientras el realizador, convertido en sujeto representado en su propia película, intenta recuperar la memoria y esclarecer los orígenes de su ascendencia familiar.
Luego de un accidente que le provoca un episodio de amnesia, el documentalista recurre a grabaciones de cine doméstico en Súper 8, en VHS, y en digital, realizadas en épocas diversas y por distintas personas, para trazar su perfil autobiográfico. Un perfil que se organiza dejando de lado el orden de la sucesión cronológica o la exposición del crecimiento personal para dar cabida a la incertidumbre de los recuerdos. Y a la necesidad de recuperarlos.
Reminiscencias es una auto representación fílmica, práctica documental que se remonta a los diarios de Jonas Mekas, desde inicios de los años cincuenta, pero que las cámaras digitales han extendido y reforzado. Ejemplo cabal de esta vía es Tarnation, de Jonathan Caouette, o los documentales del francés Alain Cavalier. En ellos vemos a sus directores grabándose, poniéndose en escena, recurriendo a materiales fílmicos o en otros soportes, de autoría propia o ajena, pero asimilados a su recorrido personal y a su proyecto autobiográfico.
Las imágenes que vemos en Reminiscencias fueron filmadas o grabadas por diferentes personas, con propósitos diversos. La mayoría de ellas tiene a Molero, a diversas edades, como centro de interés. Se trata de “metraje encontrado” (found footage): en algunos casos son “películas caseras”, de origen familiar, hechas sin premeditar su exhibición abierta o pública; en otros, grabaciones realizadas en el curso de paseos o visitas familiares. Imágenes de distintas épocas que no responden a ninguna pauta de organización previa.
Molero prescinde de la narración, pero reafirma un punto de vista. Reminiscencias trata de reconstruir una memoria personal a partir de grabaciones y fragmentos de películas convertidas en testimonios de un pasado esquivo. Pero esas imágenes, en el curso de la película, pierden su carácter testimonial, referencial o indiciario, para convertirse en materiales audiovisuales que se intervienen aquí y ahora, en el presente. Las imágenes se descomponen, se reordenan y son interrogadas gracias al montaje, que convierte los materiales originales en piezas de una construcción audiovisual que entremezcla texturas provenientes de soportes dispares y épocas diversas: las imágenes fílmicas, en vídeo, o digitales, son manipuladas en su definición, color y velocidad de proyección. Al apropiarse de las grabaciones de otros y editarlas sin seguir un orden causal, el documentalista proyecta sobre ellas sus afanes expresivos y una subjetividad cierta.
En Reminiscencias, a diferencia de otros casos de reutilización de películas domésticas, el afán de construir un relato autobiográfico no tiene como meta indagar la relación de la persona con su entorno social o su medio familiar. Apunta hacia otra vía: la del cine experimental, en una línea del documental estadounidense que tiene a Alain Berliner como figura central.
El acto de restaurar la memoria privada a través de las imágenes del propio pasado es un asunto explícito, pero las marcas de la enunciación (las imperfecciones de la imagen, los cambios de la luz, los contrastes entre texturas visuales y sonoras) suscitan dudas y preguntas: ¿pueden las imágenes hacer las veces de una memoria vicaria? ¿Pueden servir como repositorios de los recuerdos que perdimos? ¿Cuán precario es el soporte para confiar en él? ¿Puede lo grabado ser prueba fidedigna de lo ocurrido en el pasado? ¿Cómo se cotejan las imágenes y los sonidos fílmicos con la experiencia del recuerdo?
El montaje fractura la continuidad de la película: como si no fuese posible encontrar la unidad ni el hilo conductor de lo expuesto. Los hiatos de la memoria se expresan con diversas texturas visuales y formatos, que varían de acuerdo a la época de la grabación. La materialidad de los soportes se expone en sus elementos esenciales: granos de luz, píxeles.
Raymond Bellour dice que el “autorretrato fílmico” construye su coherencia “gracias a un sistema de recordatorios, de repeticiones, de superposiciones y de correspondencias entre elementos homólogos y sustituibles, de tal modo que su principal apariencia es la de lo discontinuo, de la yuxtaposición anacrónica, del montaje” (Bellour, R. , 2009. Autorretratos. En: Entre imágenes. Foto, cine, vídeo. Buenos Aires: Colihue, p. 294).
Reminiscencias se presenta como una experiencia terapéutica. Al seleccionar y editar las imágenes, el documentalista contrasta su pasado con la discontinuidad de las filmaciones o grabaciones encontradas. A través de ellas se examina, trata de dar un orden a su experiencia actual y busca una salida a la dolencia de su “personaje”.
Ricardo Bedoya