Lima alterna 2020: Cada viernes sangre, de Fernando Montenegro

Observando Cine Peruano: Cada Viernes Sangre

Cada viernes sangre (2011), incursiona  en el terreno del cine de generos […] Aquí, el juego entre realidad  y representación se establece  con un guiño de complicidad inicial: un cartel alerta a los espectadores que la película dramatiza crímenes reales, cometidos  por personajes de la sociedad limeña,  acomodados y con instrucción  superior,  pero  acallados  por  los medios de comunicación. La alusión remite a los filmes criminales que mezclan  leyenda  y realidad  al retratar a sus protagonistas: amantes  malditos, impulsados por la pasión  y el deseo  criminal, entremezclados.

Pero el punto  de partida de la película busca la distintinción y se desmarca de otras cintas del género: aquí no interesa mostrar los actos criminales. Montenegro  prefiere filmar los hechos  preparatorios y las consecuencias. Echa mano, para eso, a tramas expuestas y diálogos sobrecargados. La alusión a Tarantino  y su socavada  linealidad  narrativa se torna  patente.  Uno de los referentes  es Perros del depósito (Reservoir Dogs), con su cronología  quebrada y su paradójica teatralidad.

Otra  apuesta:  la  opacidad de  las  motivaciones de  los  personajes, siempre fluctuantes, movidas por deseos impulsivos y contradictorios. Denisse   (Claudia  Burga)  y  Chris  (Fernando  Montenegro)  están  unidos por su afición a las prácticas sadomasoquistas y por un proyecto compartido: realizar un “atraco”. El plan  criminal los vincula  con  otros personajes, pero nada resulta claro ni simple en ese complot.  Todos buscan obtener  beneficios  particulares  y para lograrlos simulan.

La película  es una vidriera de demostración de los recursos  técnicos que Montenegro  aplica para hipertrofiar  el sinuoso relato: falsea las perspectivas  visuales; encuadra con la cámara  ubicada  en posición  oblicua; inserta imágenes empañadas, turbias o distorsionadas en el trabajo de posproducción; vira las imágenes  a colores  muy cálidos y contrastados. Emplea  vistosos  efectos  de  transición  o formas  de  paso  digitales  en  la edición, como el que “penetra” en el vientre de una embarazada y lo liga con  la imagen  de la caminata  de un personaje por  un espacio  abierto. Satura con  luz roja o verde  los fondos  visuales  y apela  a los signos  de la cultura pop. Son los “valores agregados”  en la textura audiovisual  que deciden  la preponderancia del estilo sobre  la sustancia […]

Ricardo Bedoya

 

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