Elogio del terror: Drácula de Dario Argento y El Babadook

Por suerte, en el Perú vemos muchas películas de terror.

Eso nos permite ver a un género rico, siempre renovándose. Y no solo porque los personajes del horror se multiplican, sino porque el género modifica sus tratamientos, fuerza sus presupuestos, encuentra modos creativos para afrontar la idea de lo sobrenatural, inventa formas para hacer visible lo “invisible”, se observa y se analiza para encontrar nuevas combinaciones y formas e sorprender -no necesariamente de asustar- al espectador.

Es un género experimental y trasnacional por excelencia. Aprende y crece haciéndose y mirando lo que ocurre en otros lugares. El cine de fantasmas asiático -sea japonés, tailandés o coreano- fertiliza en Hollywood, o en Gran Bretaña. El horror australiano se convierte en tendencia en diferentes lugares del mundo. Y los autores se abren a las sugerencias del horror, como David Lynch, Apichatpong Weerasethakul o Ben Wheatley. Como antes ocurrió con Fellini o Ingmar Bergman, artífices de grandes atmósferas de horror (“Tobby Dammit”; “La hora del lobo”, entre otras)

El “Drácula”, de Dario Argento, puede ser una de las películas menos logradas de su director, pero está llena de ideas y de una energía narrativa que ya quisieran lucir, aunque sea unos segundos,  muchas algunas candidatas al Oscar, de plúmbeo academicismo.

Este “Drácula” sigue, en líneas generales, la narrativa tradicional de la leyenda del vampiro. Con Jonathan Harker llegando al castillo atraído por el llamado del conde, que lo usa como anzuelo para conseguir a Mina.

Pero Argento, que se las sabe todas, usa la 3D con imaginación de artesano y se luce tan estilista como un Riccardo Freda. Los fantasmas del Nosferatu expresionista y del Christopher Lee lúbrico y sexualizado se ubican en una escenografía de cuento de miedo ingenuo y, por eso mismo, macabro. El relieve de la imagen ofrece texturas irreales, callejuelas caligarescas y una profundidad de campo que apuesta a la teatralidad. El conde, sus cómplices y allegados, y las víctimas que van cayendo una por una, se disponen en posición de combate, listos para ofrecer el cuello o perder la cabeza con tanto estilo como en una película de artes marciales, pero en Tercera Dimensión.

Pero lo más atractivo es la descarada inclusión de ingredientes de explotación -con Asia Argento como vampiresa de pro y chorros de sangre como parte de la coreografía- que le calzan como guante a un Drácula que provoca orgasmos con cada succión.

 

“El Babadook”, de la directora Jennifer Kent, es una fantasía oscura y siniestra que tiene algo del Carpenter de “Halloween” y de “En las fauces de la locura” pero también de los más ominosos cuentos infantiles. Y es que el miedo se encuentra aquí con la figura del duelo por una pérdida familiar, con el difícil tránsito del crecer y con los sentimientos más contradictorios de una maternidad problemática.  Miedo que brota en el centro de la familia, que recorre la casa y no se quiere ir, y resulta tan insidioso como el retorno de lo reprimido, de eso que habita en el closet o en el sótano y siempre pugna por salir.

 

Ricardo Bedoya

2 thoughts on “Elogio del terror: Drácula de Dario Argento y El Babadook

  1. Es curioso que la película de Argento haya sido promocionada durante cerca de medio año en Larcomar para que al final se haya quedado en cartelera una semana. Tanto tiempo se pasó el trailer que lo único que se logró fue un prejuicio burlón por parte de la gente que a la hora del estreno le dio la espalda. En cuanto a Babadook esa sí fue una sorpresa pero igual su exhibición no durará ni la garúa de fines de verano. Película notable esta última, terror psicológico donde los monstruos, mismo Cronenberg, vienen del interior de los personajes que solo pueden ser calmados mas no exterminados. Es cierto que tiene escenas que hacen recordar a “El exorcista” pero eso es lo de menos porque no tiene nada que ver con la película de Friedkin.

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