Al filo de la ley

Imaginen una colcha hecha con retazos de “Arma mortal”, “El ángel vengador”, “Risas y salsa”, “Starsky y Hutch”, “La fuga del Chacal”, “El embajador y yo”, “Misión en los Andes”, “True Romance”,  “Gamboa”, “Barragán”, salpicada con imágenes de modelos que remedan los contoneos típicos de los spots publicitarios para marcas de cerveza . Y todo cosido con puntada gruesa. Es “Al filo de la ley”.

Ricardo Bedoya

5 thoughts on “Al filo de la ley

  1. Esa colcha de retazos o mix que propones imaginar suena más atractiva que lo que se ve en Al filo de la ley, Ricardo.

    • Lamentablemente Renato Rossini y su hermano Oscar creyeron saber hacer cine de manera innata. Ellos como “dueños” de la película fueron quienes tejieron (y destejieron) todo. En el proceso quedó mancillado el buen nombre de los hermanos Flores

    • En nuestra habitual incursión cinemera de media semana con Franco , y ante la pobreza de la cartelera, tuvimos la ingenua esperanza de solo entretenernos con esta flamante película de acción de nuestro cine nacional. Así, nos soplamos este bodrio, en la mejor buena onda posible, en la que debimos transitar desde la decepción de la primera escena, hasta el estupor por lo hiperpredecible de todas las tomas, pasando por la sonrisa cómplice que arranca la estupidez del guión, para terminar en carcajada con arcadas por el desenlace primarioso. Fue, nunca mejor expresado como escribe hoy Chacho León en Somos, una “parodia de una parodia, una muestra de la alta improbabilidad de hacer un filme decoroso en el Perú”. La parejita de Rossini y Legaspi como mal remedo de un Charqui indigesto y de un Hutch fronterizo nunca ofreció un atisbo de verosimilitud en nuestro chollywood. Todo ello matizado por la burda sensualidad de nuestras malcriadas de la crema y nata de nuestro casting nacional que inflingiría vegüenza al mismo Ero. Desde el Olimpo que todo lo observaba, y con pagano desdén, ante semejante grotesco displacer de los sentidos contrarios al propio Epícuro, habría confinado al averno de la abstinencia a Karen Dejo como sirena abandonada ya reseca de tanto maquillaje tarrajeado. Pero la palma se la lleva nuestra “primera actriz farandulera” la toptop Milett Figueroa como mami parrillera de carne de primera y actuación de quinta, venida de la dolce vita argentina, que se desplazaba cual desbocada percherona con zancos de plataforma sin un ápice de seducción, 0 de articulación vocal, y mucho de vulgaridad ordinaria, impostada sin la menor gracia de la sólida atorrantada del peor vedettismo gaucho. Finalmente, la cereza en la torta es sin duda un venido a menos Reynaldo Arenas , que se ganó su cachuelo, pisando todos los palitos en las postrimerías de una digna carrera por un papel que no debió aceptar ni por asomo, como “fuxion” entre Genaro Delgado Parker y Toledo, haciendo de mafioso mañosón, Capo di Capi, con fuga a lo Chapo. La verdad, no alcanzan ni para un clip de clase Z . UN ENSARTE PERFECTO.NUNCA MÁS, MEA CULPA!

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