El autoritarismo estético

Además de lo escrito en este blog y en otros espacios por Mónica Delgado, se puede leer en la sección peruana del blog argentino Otros Cines, en mensajes de Twitter y en otros espacios comentarios o juicios, casi siempre lapidarios, de John Campos Gómez en relación con la crítica periodística, la cartelera y el cine que no se aviene a los postulados de la independencia artística más o menos radical. Como que todo lo demás es cine anacrónico o superado, incluyendo por cierto a casi toda la producción peruana que llega a las salas.  En esa línea también se pueden leer, con un tono menos despreciativo y autosuficiente que el de Campos Gómez, opiniones de Fernando Vílchez y de Farid Rodríguez.

Todos ellos están comprometidos con festivales (Lima Independiente, Transcinema)  o con películas de su propio hacer (Rodríguez) de signo experimental y vanguardista. Qué bueno que lo estén, pues es una tarea pionera y difícil en nuestro medio, ya que cuenta con pocos apoyos y tiene todavía una capacidad de convocatoria muy limitada. Que sigan en ese empeño habla bien de ellos y merece toda la colaboración que sea posible.

Pero que, a partir de una práctica creativa o de selección programática, se quiera instalar una normativa ya es otra cosa.

Porque lo que se desprende de lo que escriben es una posición con claros signos autoritarios.

Me explico: no es la autoridad del especialista o del conocedor que analiza o juzga; es casi la posición del censor que dictamina, que descalifica, que descarta sin más. Es la afirmación del propio feudo como un coto cerrado e inexpugnable por todo aquello que de una u otra manera está contaminado. Es decir, es una mirada sesgada desde la propia experiencia personal, de las opciones estéticas que se defienden y en función de un objetivo que, por valioso que sea como tal, no debería convertirse en una anteojera que impida o limite ver el terreno ajeno.

Estamos ante una versión no político-ideológica, pero sí político-estética, podríamos decir, de lo que se ventiló en las décadas del sesenta y setenta en América Latina y en otras partes.

“Todo espectador es un cobarde o un traidor”, decían Fernando Solanas y Octavo Getino, aludiendo a los que iban al cine a ver películas que no fueran un llamado a la acción política. Ahora, el mensaje más o menos explícito es que todos los críticos y los que escriben de cine y no se concentran casi en exclusividad en la producción promovida desde esos festivales y la que está en esa línea, son cómplices de una distribución comercial que debería ser si no combatida, al menos, ignorada.  Prácticamente, excluyen la atención del público mayoritario y del cine que este público consume.

Según dicen, no tiene o tiene muy poco sentido informar sobre volúmenes de espectadores o cifras de recaudación o prestar atención a películas (las peruanas son las que llevan la peor parte) que supuestamente no lo merecen.  Una opción estética, la de un cine de avanzada, digamos, se convierte en la única y sacrosanta aspiración cinematográfica defendible. Lo demás no cuenta. Estamos ante una de las últimas versiones del autoritarismo cultural y estético.

 

Isaac León Frías

7 thoughts on “El autoritarismo estético

  1. He leído los textos de Mónica Delgado y Farid Rodríguez y hasta ahora no encuentro donde insinúan que no se cubra o no se hable de la cartelera comercial. Dicen que se da mucha más importancia a estas películas que a las que no se estrenan. Solo eso. Y creo que en ese sentido es verdad. ¿Alguien puede resaltar la frase donde insinúan que no se deba cubrir el cine comercial? He leído los textos dos veces y no he encontrado nada semejante. A lo mucho dicen que la cartelera comercial es mediocre, pero creo que los críticos que opinan aquí también piensan lo mismo, ¿no?

  2. Sr. León está totalmente equivocado. Yo, como muchos lectores y aficionados al cine, lo primero que leo en la revista “Somos”, por ejemplo, es su crítica cinematográfica que como sabemos se centra en la películas de la cartelera comercial. Y ahí constatamos que, lejos de hacer apología del cine popular o como quiera llamarlo, usted hace un balance de sus virtudes y defectos. Y cuando se produce un estreno de valores superiores, dentro de ese cine o, cosa rara, independiente, de autor o documental, lo celebra. Y cuando se trata de una película mala o muy mala, usted es lapidario. Y si menciona si tal película blockbuster o peruana tienen una recaudación espectacular, es cosa suya, así sea discutible que hacer ese tipo de estadísticas, sea su chamba o que la afluencia de público para ver “A su mare 2” tenga relación con la buena salud del cine peruano.
    Lo curioso es que casi todos, por no decir todos los críticos de este país hacen lo mismo. Y yo estoy seguro que dentro del cine comercial podemos encontrar hasta obras maestras y por eso mismo me parece que a fines de año se debe presentar una sola lista de las mejores películas estrenadas, así se hayan exhibido en las multi salas o en la pantallas alternativas.
    Pero si Mónica Delgado o algún otro crítico tienen un gusto exclusivo por la estética independiente o experimental también tienen derecho.
    No convierta la supuesta dictadura estética en una dictadura comercial.

    Atte,

    Gustavo Herrera

  3. Me parece que Alberto o Gustavo no ha entendido bien y tampoco me ha leído bien. Yo no hago casi mención a las recaudaciones espectaculares y si lo hago está dentro de algún razonamiento o explicación. Nunca para quedarme en ese simple dato. Y sí, me centro en la cartelera comercial porque eso es lo que me piden en la revista ‘Somos’ y porque esa revista apunta a un segmento amplio y variado de lectores seguramente no especializados. No a los que ven las películas que se exhiben en los festivales. Escribir sobre las películas de la cartelera no significa una preferencia personal (me motivaría escribir sobre muchas otras que no se estrenan), sino una aceptación de las condiciones de la revista. Y, en efecto, uno puede ser duro con algunas películas malas, entre ellas varias peruanas. Hay otros espacios en los que presto mayor atención a ese otro cine (asisto a todos los festivales locales, así como al BAFICI y al FICUNAM, que exhiben cine independiente todos los años). Por otra parte, yo no estoy criticando los gustos de Mónica o de John Campos Gómez, con los que también coincido, con diferencias y matices. No estoy en desacuerdo con sus gustos. Estoy en desacuerdo, y léelo bien, Gustavo o Alberto, con levantar a partir de esos gustos una posición excluyente que, justamente, no es la mía. Yo no hago ni mucho menos la defensa a ultranza de la cartelera comercial ni del cine de las majors. He sido crítico implacable de la distribución cinematográfica en el Perú a lo largo de muchos (muchísimos) años, justamente de esa dictadura comercial. Dictadura que excluye permanentemente películas de la cartelera, incluso varias de Seth Rogen, y que excluye prácticamente todo el cine que no viene a través de las grandes compañías. En este mismo blog he escrito repetidamente sobre el tema. Para escribir y para opinar, Alberto o Gustavo, hay que estar bien informado y hacer una lectura comprensiva y no una lectura incorrecta o caprichosa de lo que uno escribe.

  4. Omar, Mónica es muy clara cuando habla del ‘círculo vicioso distribuidoras-majors-crítica-reseñas’ y de la ‘crítica caduca de hace 60 años’. Y no es la primera ocasión en que lo dice. ¿La has venido leyendo de manera regular? ¿La has escuchado? ¿Has seguido lo que escribe John Campos Gómez? Hay un cuestionamiento constante del estilo de crítica y de la preferencia por el comentario de estrenos en diarios y revistas, en nombre de esa producción que no ingresa a la cartelera comercial. Y no es que no se pueda criticar, están en todo su derecho. Como también lo estamos quienes cuestionamos esas opiniones y tratamos de explicar las razones de ese cuestionamiento. No estamos en contra de los gustos y de las preferencias que puedan tener Mónica o Campos Gómez, sino de la conversión de esos gustos en un pedestal de superioridad ética y estética.

    • Te he enviado un comentario breve a tu texto, Fernando, pero te invito a postearlo también en este blog. Creo que es una buena contribución al debate.

  5. Estimado Chacho, van mis impresiones,

    Sostienes que quienes criticamos el desinterés a películas exhibidas fuera del circuito comercial por parte de la crítica y prensa, entre otras cosas, queremos instalar una normativa y tenemos una posición autoritaria respecto a lo que el medio cinematográfico debería tomar la mayor de las atenciones, básicamente afirmas que no queremos que se haga mención de otra cosa que no sea lo que terminamos programando en los respectivos festivales a los que pertenecemos. Nada más alejado de la realidad.

    En ninguno de los textos encuentro indicios de dictaminar lo que los periodistas deberían atender de manera exclusiva, pero sí la inconformidad ante un vacío en la cobertura de películas mostradas por vías alternas.

    ¿En que parte de los textos que has leído siquiera se ha sugerido que deberían atenderse únicamente películas presentadas en festivales limeños? Dices también que proponemos que las obras que gozan de distribución comercial sean ignoradas, otra afirmación sin mayor cuidado, es decir ¿Queremos que todo el año se hable de películas que solo se muestran en un lapso de mes y medio a dos meses? Lapso que reúne la suma de la duración de cada uno de los festivales limeños, no solo los dos que mencionas. Sería descabellado pretender eso, no es factible. Te propongo a que cites si quiera una oración de alguno de los textos que sustente lo que afirmas.

    La cartelera siempre será y deberá ser comentada, pero no tiene por qué ser lo único.
    Vamos más allá de los eventos asociados con la curaduría de los presuntos autoritarios. Están disponibles gratruitamente en la web -al igual que en polvos azules- películas recientes como “The Assassin”, “Tag”, “The Lobster”, “Mia madre”, títulos que pueden interesar a un buen número de lectores, además de ser ejemplos que no comulgan con lo marginal o radical. ¿Tienen que pasar por multisalas para recién hablar de ellas? ¿Recién en ese momento es válido comentarlas? Aún sabiendo que lo más seguro es que nunca se estrenen. El autoritarismo viene más bien desde otra perspectiva, cinta que no se estrena cinta que no se comenta. No se sugiere -menos exige- que se escriba de ellas en algún diario impreso, se supone que para eso existen tantos espacios nuevos en la web, han aparecido muchos críticos jóvenes últimamente, que más allá de sus falencias parece que todos mirasen lo mismo.

    Finalmente, tampoco únicamente se valida propuestas radicales, es cierto que a muchos nos resulta más estimulante y sustancial pero basta con volver a algunas de las listas de algunos de los citados para ver que no solamente valoramos ese tipo de cine.
    “Kingsman”, “Misión Imposible”, “Mad Max: Fury Road” también son citadas en algunas listas, “X-Men: Days of Future Past”, “Guardianes de la galaxia”, “The Lego Movie” lo fueron el 2014.

    La intención es expandir la visión del medio, no cambiarla radicalmente e imponer nuestro criterio.

    Saludos Chacho.

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