Como ocurre con muchos críticos cinematográficos, el brasileño Jose Carlos Avellar no era muy conocido fuera de su país, salvo en pequeños círculos. Entre nosotros, por ejemplo, mucho le debe el Festival de Lima, al que aportó información y contactos desde las primeras ediciones.

Avellar acaba de morir a los 79 años y se hace más fuerte que nunca el sentimiento de gratitud que sentimos por él aquí y en diversos países en los que apoyó iniciativas festivaleras y culturales. En Brasil, por cierto, fue una figura clave no sólo en la crítica y la teorización del cine de ese país y de otras partes, sino en la difusión cultural a través de la Cinemateca del MAM por muchos años y, más adelante, de la empresa Rio Filmes, que distribuyó cine brasileño. En los años del Cinema Novo acompañó al movimiento y más tarde escribió un libro sobre Glauber Rocha, dentro de una amplia producción editorial.

Tuve la suerte de ser amigo personal de Jose Carlos por muchos años, y de coincidir con él repetidamente en el Festival de Berlin, pero también en los de Guadalajara,  Río de Janeiro,  Buenos Aires, Valladolid, Lima también, y de otras ciudades. Asimismo, compartí con él jurados de la crítica en varias ocasiones.

Con Avellar se pierde una de esas pocas personas cuya actividad en la cultura cinematográfica,  enorme en Brasil, trascendió a otros países, sin que en ello buscara la menor figuración. Avellar era un hombre sencillo y discreto, de voz más bien baja, con enorme capacidad de escucha. Nunca lo vi imponer la autoridad intelectual que sin duda poseía y sí, más bien, hacer del diálogo y del intercambio de ideas el modo de tender puentes con los otros y de contribuir a

hacer del cine menos favorecido por la publicidad y el mercado algo más conocido y cercano. El cine nuestro y el de todas partes porque fue un conocedor voraz y siempre al día con lo que se hacía aquí y allá. A Avellar se le podía preguntar por lo más reciente y no recuerdo ninguna ocasión en que no hubiera visto ya la o las películas por las que indagaba.  Era un enciclopedista del cine, pese a su mayor dedicación al cine de su país y, en segundo lugar, al de América Latina. Una pérdida realmente lamentable de quien casi hasta el final prosiguió sin descanso una labor indesmayable.

Isaac León Frías

Foto: cortesía del Festival de Lima