El espacio entre las cosas

                                           

Si no me equivoco, desde La nave de los brujos, de Jorge Volkert, estrenada en 1977, que era lo que ahora se llamaría un documental fronterizo, no se había visto en salas comerciales una película tan rotundamente no-narrativa como la de este largometraje de Raúl del Busto. La nave de los brujos transformaba la materia inicial que la sustentaba (diversos lugares arqueológicos del territorio peruano) en una suerte de recorrido onírico, sin presencia humana de por medio.

 Por lo pronto, quiero destacar el hecho de que vi El espacio entre las cosas el día de su estreno comercial y pude comprobar que, de la nutrida asistencia en la sala que la exhibía, no más de tres personas se retiraron (se pueden retirar, claro, por muchas razones), lo que indica que hay un público capaz de seguir hasta el final (no sé si de gustar o aceptar la propuesta estética) una obra muy distinta a lo que las pantallas de los multicines suelen ofrecer. Es el momento de reiterar una vez más la necesidad de contar en Lima con salas de arte claramente diferenciadas que, en el mejor de los casos, podrían estar fuera de los multicines conocidos. Que se cuente con una en el multicine UVK Larcomar ya es, de cualquier manera, un avance, pese a que se podría aprovechar mucho mejor, distinguiéndola con algún cartel a la entrada y con otras formas de aviso en la puerta del complejo o en el vestíbulo, además de otros modos de hacer reconocible la sala y su programación.

 El espacio entre las cosas es una obra abierta, sin un sentido pre-establecido y sin parámetros que aclaren u orienten de una manera un modo racional de entenderla. Más bien, se ofrece como un flujo de imágenes, no en un montaje arrollador, sino dentro de ciertos márgenes de duración, pero casi siempre con la cámara en movimiento. A diferencia de sus dos películas anteriores,  La espera de Riowa y Detrás del mar, donde la cámara apenas si se movía y las acciones (las mínimas acciones) estaban confinadas en marcos espaciales reducidos, en su tercer film del Busto hace una película de recorrido o de travesía, sin que los vectores geográficos resulten claros, pues no se propone en ningún momento identificar los lugares y el orden de las secuencias o unidades separables podría tal vez alterarse sin que afecte el sentido general. Y no porque se trate de una suerte de rompecabezas o puzzle que no lo es.

No es una película-mosaico, como podrían ser otras que rompen el armazón narrativo no sólo del cine clásico, sino también de muchas variantes del cine de la modernidad a partir de fines de los años cincuenta, que no llegan al extremo de anulación del relato que vemos aquí. Es hasta cierto punto una película de unidades sueltas, recogidas un poco al azar, donde no hay una lógica entre aquellas que pertenecen al ámbito urbano o a espacios cerrados y las que pertenecen a espacios campestres o boscosos.

 Como una suerte de flujo onírico esas unidades visuales se ven por ratos acompañadas de un relato-comentario verbal que no alude a ellas o, si lo hace en algunos casos es de un modo indirecto, elusivo, anticipatorio o postergado, pero en cualquier caso en forma muy tenue y moderada, pues no se trata de aclarar nada, sino de entregar indicios que pueden o no corresponder a lo que se ha visto, se está viendo o se verá. Por ejemplo, las referencias al japonés que se quedó varado en el aeropuerto de México.

 Donde en mayor medida la película alcanza sus zonas más sugestivas, donde la potencialidad lírica (nunca magnificada por los recursos expresivos) se siente más próxima es en los exteriores y  entre ellos el bosque rojo, es uno de los segmentos si se quiere más notoriamente oníricos. También  el segmento de la feria de juegos y atracciones, de cálido cromatismo, que en mi opinión es el mejor de los que se muestran , poseedor de un aura mágica y perturbadora que no existe en otros segmentos. También aquí la atmósfera de ensoñación, en este caso extrañamente inquietante, se proyecta con fuerza.

 De todas formas, y reconociendo la voluntad y la audacia de hacer una película que se libre a las fuerzas de su dinámica interna, sin guión narrativo, ni actores, ni ninguna forma de historia, no percibo que todo esté al mismo nivel expresivo en El espacio entre las cosas y que la película cuaje de modo en que sí lo veo en dos películas argentinas muy distintas entre sí como Historias extraordinarias, de Mariano Llinás, y Pendejos, de Raúl Perrone, que tienen algunas consonancias con la película peruana. Con todo, es muy saludable que una propuesta tan atípica en el horizonte del cine que se hace en el Perú (incluso dentro del horizonte marginal) se pueda ver en pantallas grandes y no quede restringida a circuitos menos accesibles o al DVD o la Internet.

Isaac León Frías

 

11 thoughts on “El espacio entre las cosas

  1. Qué diferencia entre el tono en que escribe León Frías y en el que escribe Castro Cobos en Cinencuentro. La de la León Frías es una crítica que argumenta y persuade, la de Castro Cobos es impositiva y dogmática. La de León es una crítica dialogan, la de Castro es vertical y autoritaria.

  2. Veo que Max Tello ha enfrentado con tino, valentía y claridad lo que, una vez más y con la autosuficiencia de siempre, después de un prolongado silencio vuelve a escribir, ahora en Cinencuentro, Castro Cobos. En mi opinión, sin embargo, es absolutamente inútil pretender debatir con ese sujeto. Yo lo intenté en más de una ocasión, argumentando hasta el cansancio, y me encontré siempre con un muro. Creo que no tiene sentido tratar de confrontar nada con quien sólo acepta la complicidad o el seguimiento y no tiene el menor interés en
    debatir o considerar posiciones, gustos o juicios que no sean los suyos. Me temo que seguirá repitiendo lo que ya se le conoce en esa escritura farragosa y maniaca que poco tiene que ver con la crítica de cine. No dejo de ver con simpatía que haya otros que se plantan para decirle cosas claras que la irracionalidad de ese tipo no va a aceptar jamás, y por lo visto tampoco quienes tiene cerca. Cosa de ellos. Pero al menos no creo que todos los que hacen Cinencuentro puedan suscribir, no la defensa de una modalidad de cine (eso es lo de menos en este caso), sino las ínfulas de ese sujeto.

  3. Claro, este es cine experimental, o sea que estaría más allá de las calificaciones que se le pueda dar porque estrictamente no caben. Pero un experimento quiere demostrar una hipótesis y me pregunto cuál será ésta. Si se trata de comprobar o descubrir alguna virtud cinematográfica quizás resalta el hecho de que se pueden aprovechar imágenes sueltas y tratarlas en post producción, insertando sonidos y una voz en off con comentarios pseudo filosóficos que pretenden estar más allá del espacio tiempo con el pretexto de la migraña y la epilepsia del protagonista. Y si se trata de demostrar que esta propuesta iba a llamar la atención, ahí sí ganó la apuesta porque hay críticos que dicen que es una obra maestra, No sabré mucho de cine pero mi corta experiencia y el sentido común me dicen que está bien lejos de serlo.

  4. Publicamos el texto de Mario Castro en Cinencuentro.com pues consideramos el estreno de “El espacio entre las cosas” como un evento que merece toda la cobertura periodistica que le podamos dar. Además, segun nos contó Mario, tienen problemas tecnicos temporales para publicar en su blog, así que nosotros estuvimos gustosos de darle el espacio para que dé su punto de vista sobre este filme.
    Su peculiar pluma, y sus opiniones son por supuesto de su propia responsabilidad.

  5. Ya he respondido en Cinencuentro la misma pregunta que hace Julio, pero lo repetiré aquí: yo suelo decir lo que pienso con claridad y sin medias tintas y no me valgo de intermediarios. No escribo, además, para cerrar el diálogo, sino para abrirlo o alimentarlo. En ese sentido creo que hago justamente lo opuesto de lo que hace Castro Cobos quien, sin embargo, lo que para mí suena como una burla (o un autoengaño, de repente se lo cree), dice que es democrático y pluralista. Si no fuera por lo penoso que es, recomendaría a los lectores de este blog leer lo que ha escrito a lo largo del tiempo en su blog aparentemente abandonado desde hace largo tiempo y en el que ni siquiera fue capaz de comentar las películas de su propio festival Lima Independiente (que en parte sí fueron comentadas en este blog) para que vean lo democrático y pluralista que es al menos en relación con el cine. A ver si encuentran alguna atención a los diversos géneros populares que se han hecho en el cine de todos los tiempos o a los de ahora. Busquen algún texto sobre las películas de Hitchcock, de Hawks o, para no ir tan lejos, de Scorsese o Tarantino. Busquen si es que ha escrito algo sobre La teta asustada, Días de Santiago, Octubre o Casadentro. Si encuentran algo, me lo dicen, por favor.

  6. Expreso mi solidaridad con Raúl del Busto y Cyntia Inamine por el maltrato efectuado por el Cineplanet Alcázar a la película El espacio entre las cosas. No
    me extraña en absoluto. Es urgente la búsqueda de alternativas para la exhibición de películas peruanas (y no peruanas, también), porque los multicines operan con el único y exclusivo fin de hacer la mayor cantidad de dinero posible.

    • Es lamentable que vuelvan a ocurrir hechos de esta naturaleza. Toda la comunidad cinematográfica debería levantar su voz de protesta, y los organismos correspondientes, llámese Indecopi u otro cualquiera, aplicar la sación que corresponde.

  7. No tienes que justificar, Laslo, la inclusión de ese texto en Cinencuentro. Ustedes están en todo su derecho de publicar lo que les parezca. Tampoco se trata de censurar a nadie. No tiene nada que ver con la censura las observaciones que se puedan hacer a una manera de escribir y de sentar posiciones. Por otra parte, y con todo lo delirante y folklórico que pueda ser el autor del texto sobre El espacio entre las cosas, hay ideas enunciadas allí que vale la pena considerar y que serán materia de más de un artículo en este blog. Es una invitación al diálogo y al debate.

  8. Así es, no estoy justificando nada, Isaac. Estoy comentando el contexto en el cual se da esa publicación, considerando que es la primera vez que Mario colabora con nosotros, y viendo que a más de uno esto parece llamarle la atención.
    Saludos.

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