Carrie

“Carrie”, de Kimberly Peirce,  es una película discreta  o aceptable y, tal vez, más atractiva que muchas de las cintas  de terror que llegan a la cartelera. Pero es mejor no compararla con la original de Brian de Palma porque pierde por goleada.

En verdad es como una “Carrie” para principiantes: explica y desarrolla, clarito, todo lo que De Palma daba por entendido o supuesto, desde el entredicho entre las dos principales responsables del maltrato en la ducha (la pertinaz y la arrepentida) hasta el destino de varios de los asistentes al baile de promoción. Lo que entonces era una hecatombe, aquí es un castigo selectivo.

Esta “Carrie” encauza, domestica y normaliza la frenética y hasta salvaje inventiva del De Palma de los setenta. El que celebraba los poderes de la cámara convertida en presencia ubicua, el de los ángulos imposibles, los colores vívidos, y el gran guiñol convertido en signo y firma. El De Palma que desdoblaba cada una de sus películas en dos superpuestas: la realizada en serio y su parodia o su simulacro. Una alimentando a la otra. Como en el “Fantasma del Paraíso”, con su historia fáustica conviviendo con un simulacro camp, como la ópera transformándose en rock.  O como la historia sentimental de “Obsesión” que lleva sobreimpresa nada menos que a “Vértigo”, de Hitchcock.

En “Carrie”, Sissy Spacek conoce sus poderes aunque no los sepa nombrar. En la “Carrie” actual, Chloë Grace Moretz descubre su fuerza ejercitándola como el aprendiz de brujo de “Fantasía”.  Además, Chloë tiene una gracia infantil que no la cambia ni la sangre del cerdo. Spacek, en cambio, pasaba de humillada Cenicienta a Gorgona en un extraordinario rapto de furia.   

La nueva “Carrie” se inicia con una secuencia de choque que vale por todo lo que sigue: el parto de Julianne Moore. La sangre de la madre y el terrorífico gesto del cuchillo son golpes que prometen originalidad y potencia. Pero esa brutal aspereza del arranque se sosiega y la película se vuelve púdica  (comparen la audacia de De Palma en la secuencia de los baños y la menstruación con la equivalente en este remake) y recatada. Es decir, filmada con solvencia pero anodina.

Ricardo Bedoya

One thought on “Carrie

  1. Se podría agregar algo más en favor de la película de De Palma, la utilización de la notable partiitura músical de Pino Donaggio, que resulta fundamental a lo largo de toda la película. En la nueva versión, la música de Marco Beltrami, que es un buen compositor, no trasciende en absoluto. Una prueba más de la escasa sustancia del remake.

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