European Film Market: reseña y reflexión sobre la presencia/ausencia del Perú en eventos internacionales

2018 fue un año récord para el European Film Market (EFM), que se desarrolla en el marco de la Berlinale desde hace treinta años y que se ha convertido en mucho más que un evento paralelo. Con más de 10,000 profesionales acreditados de 112 países y 800 películas (el doble de las cintas de exhibición abierta al público de las distintas secciones del festival), este mega mercado crece año a año, reuniendo a productores, distribuidores, agentes de venta y exhibidores, así como a representantes de festivales cinematográficos e institutos de cine de diversos países.
Un vistazo a los números demuestra la magnitud de la última edición del EFM: 1838 compradores, 546 exhibidores y 1112 proyecciones en salas exclusivas para los acreditados al mercado, así como cerca de 200 stands distribuidos en diversos locales como el Martin Gropius Bau (sede principal desde 2006). El EFM también incluye otros eventos como el Co-Production Market (el cual fomenta la coproducción internacional y este año contó con una selección de 36 proyectos de 28 países, así como 1300 reuniones con los 500 participantes) y los Drama Series Days, que convocan durante tres días a productores de series y representantes de televisoras y empresas de VOD, en paralelo a Berlinale Series, el programa dedicado a la exhibición de series internacionales dentro de la Berlinale. Este año, los DSD contaron con más de 700 participantes, así como diversas proyecciones, eventos de networking y charlas de expertos.
El EFM es actualmente uno de los tres mercados cinematográficos más importantes a nivel mundial, junto con el American Film Market y el Marché du Film de Cannes. Los tres se distribuyen en el calendario, convirtiéndose en citas obligadas de los profesionales del cine internacional, en un mundo en el que las negociaciones cara a cara son fundamentales. Los asistentes al EFM, además, aprovechan la programación de la Berlinale para cerrar acuerdos de distribución de películas que reciben atención durante el festival, así como para conocer a los cineastas seleccionados en el programa Berlinale Talents y sus proyectos en distintas etapas de desarrollo.
Al recorrer los stands del EFM y observar las reuniones que se realizan en los cafés, en los pasillos y en los eventos sociales organizados por diversos institutos nacionales y empresas productoras o distribuidoras, una de las primeras impresiones que surge es la ausencia peruana en estos espacios, ya sea a través de un stand de país, de la oferta de los catálogos de las empresas distribuidoras o de proyectos en el Co-Production Market. Sin embargo, si bien el cine peruano debe apuntar a participar en los principales mercados para visibilizar su producción y sus proyectos futuros, es imprescindible desarrollar una estrategia de promoción internacional que permita a los productores peruanos insertarse en las dinámicas y mecanismos de estos eventos, pues de lo contrario la presencia se desaprovecharía y quedaría como imagen decorativa más que como un avance en el desarrollo del cine nacional. Existen diversos ejemplos para desarrollar dicha estrategia, tanto desde el sector público (como sucede con la mayoría de países europeos, en los cuales los institutos cinematográficos nacionales son los encargados de llevarla adelante), como desde el sector privado, que establece alianzas con ministerios de Cultura, Producción o Turismo para representar al país de manera oficial, como sucede en el caso de Cinema do Brasil. Asimismo, los propios países encuentran maneras de unir esfuerzos gracias a los proyectos en coproducción internacional, lo cual constituye una vía de promoción en la cual el Perú también se encuentra ausente. Ello se debe, en gran medida, a los reducidos criterios para considerar una obra como peruana y, por consiguiente, para reconocer las coproducciones minoritarias y brindarles beneficios por parte del Estado.
Hace ya treinta años que los organizadores de la Berlinale (festival cuya financiación cuenta con ocho millones de euros del Gobierno Federal de Alemania, un tercio del total de su presupuesto anual) se percataron de que toda plataforma de exhibición de películas requiere también de un espacio que permita que las mismas se desarrollen, produzcan, financien, promocionen y viajen por el mundo. Mientras que la legislación actual del cine peruano, así como los mecanismos adicionales de apoyo a su promoción desde diversos sectores del Estado, se enfoquen en el financiamiento de la producción (con montos mucho menores a otros países de la región) y en la presencia aislada de cineastas seleccionados en competencias de festivales de muy diversa categoría, la creciente producción audiovisual local continuará teniendo problemas de visibilización en espacios internacionales, lo cual a su vez hará que su eventual ruta de comercialización se reduzca considerablemente. Por lo tanto, urge desarrollar una estrategia internacional que incluya tanto representación de país en festivales a través de delegaciones, como formación y capacitación para los participantes, con el fin de aprovechar al máximo las posibilidades de cada evento. La continuidad y posterior utilidad de las recientes participaciones en Ventana Sur, MIPCOM y Guadalajara dependerá de ello.
Natalia Ames

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