Roma, por Martín Sánchez Padilla

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El octavo largo del director Alfonso Cuarón (Ciudad de México, 1961) fue concebido como un homenaje a la mujer que le prodigó atención y afecto durante la infancia; su nana: Liboria Rodríguez (Libo). Fue realizado a partir de la evocación de sus años de infancia, recreados en la colonia que da título al relato. Cuarón además de productor, es aquí guionista, editor y responsable de la fotografía. El criterio de distribución/proyección del filme por la cada vez más omnipresente productora Netflix le cerró las puertas de la sección oficial del Festival de cine 71 de Cannes el 2018, cuyas reglas exigen la exhibición de las películas en salas, antes de su pase en plataformas. La organización del Festival de Venecia de ese año acogió el filme, concediéndole además el León de Oro de la competencia oficial.

LA HISTORIA

Cleo (Yalitza Aparicio) trabaja bajo las órdenes de la señora Sofía (Marina de Tavira) en la casa familiar de la colonia Roma. Además de atender a los cuatro hijos menores, tiene a su cargo las labores domésticas, junto a Adela, con quien se expresa en lengua mixteca. Cleo se encuentra los fines de semana con Fermín y mantiene un nivel de cercanía con el grupo familiar que también integran la señora Teresa, la abuela, y el señor Antonio, esposo de Sofía. Los hechos transcurrirán en un arco de tiempo que iniciará en setiembre de 1970 y llegará hasta junio de 1971. La representación de la masacre del día de Corpus Christi (el Halconazo), marcará uno de los puntos culminantes del relato.

UNA DICOTOMIA

Cuarón desarrolla una dicotomía. Una aun no resuelta cincuenta años después de los hechos que se exponen: la asimetría económica y social de la sociedad mexicana. La puesta en escena refuerza esta idea a través del potente blanco y negro de las imágenes, como también de las lineas y formas geométricas dentro de la casa, por cuyo interior Cleo se desplaza con contenida funcionalidad. Antonio accede a ella con destreza frente al volante (en su momento sabrá también huir de allí), en una escena que nos recuerda al Kubrick de 2001: Una odisea en el Espacio, 1968 (el auto ingresa como un objeto volador a la nave madrina, envuelto por la música de Berlioz). Un orden representado también por la simetría de baldosas, columnas y habitaciones ocupadas, que se repasan en travellings y panorámicas de la vida al interior, como a través del ojo de un entomólogo, y cuya degradación está simbolizada por el desperdicio de los perros y la ruina de las columnas del garage.

CLEO

Cleo es una mujer indígena, joven. quien asume leal e infatigablemente su rol multipropósito en la casa, aunque su mayor esmero estará puesto en acompañar a los niños, particularmente al menor; Pepe. Cleo es de actitud reservada y figura contenida, y su ubicación, a lo largo del desarrollo del drama, resultará estratégica, convirtiéndola en testigo silenciosa y en ocasiones involuntaria de eventos trascendentales que suceden en casa (el dolor y el duelo de Sofía), e incluso fuera de ella (la otra vida de Antonio, el encuentro final con Fermín, el intento de acoso a Sofía). Sabremos también que su vínculo familiar no le reporta mayor entusiasmo, tras negarse a visitar a su madre, aunque desconoceremos las circunstancias del origen de su relación con Fermín. Asimismo, sabrá encajar el, a ratos, trato áspero de su patrona y su rol subsidiario que le precisa a comer fuera de la mesa familiar, celebrar el año nuevo en el sótano de la casa de campo, junto a sus pares, y ´disfrutar´ de un cono de helado, de pie, mientras Sofia y los niños están sentados en una banqueta.  

UN MEDICO Y UN MILITAR

Los hombres de Roma carecen del control del que se ufanan. Antonio, médico, entra en escena haciendo gala de una pericia que a la postre resultará inocua, pilotando un auto que más tarde será la expresión de la decadencia familiar y de lo que hay que renovar. Fermín, aprendiz de militar, exhibe disciplina y destreza en las artes marciales, y esas habilidades están al servicio de un orden corrupto y opresor que merece ser revocado. Los abismos sociales entre ambos personajes, un ilustrado de clase media y un marginal social, no interrumpen el nexo transversal entre ambos, una naturaleza fallida los vincula; la incapacidad de comprometerse con Sofía y Cleo, y de (re)crear un hogar. Un médico que no sana y un militar que no resguarda.

LOS SIGNOS DE LA MUERTE

Aunque Cleo recibirá la asistencia de Sofía para sobrellevar su embrazo, sola (como lo remarca el cartel del bus que la transportará a la periferia), diversos signos irán anunciando un estado de degradación: el rechazo de Fermín, la gresca entre hermanos, la progresiva destrucción del auto, las tres cruces del camino, el sismo y la incubadora, el vaso roto y la bebida rociada, los perros disecados, el incendio rural y la mortal represión del Halconazo. Son señales que expresan más que infortunio un orden violento e injusto, uno que demanda transformaciones. El cine de John Ford destacaba, entre otras razones, por su signo religioso, no el sacramental sino el basado en  la búsqueda que hacían sus personajes de un fin trascendente. En Roma no hay fiesta de Navidad, solo la celebración laica por el Año Nuevo y, sin embargo, hay razón para pensar que alguna forma de cambio aun es posible.

MITOLOGIA URBANA

Roma es una evocación sobre los recuerdos de la infancia en la urbe. Tal recreación no estaría completa si no hiciera referencia a cierta ´mitología´; la del gran espectáculo. Extinto el Ciclo de Oro del cine mexicano, los productos culturales se transformaron adaptándose a las formas de expresión que dictaba la TV y el alcance siguió siendo regional (con marca del Tigre Emilio Azcárraga). Desde la marquesina donde se anuncia La hermana trinquete, farsa de 1970 con Silvia Pinal en technicolor, hasta las imágenes de TV del programa cómico con el ´Loco´ Valdez y Héctor Suárez (Ensalada de Locos), pasando por las rutinas del programa de variedades televisivas de los fines de semana, conducido por Raúl Velasco (Siempre en Domingo), y los hits musicales que se oyen por la radio, interpretados por los bisoños Juan Gabriel, José José y Rocío Durcal. Se trata de un homenaje, pues la vida será menos dura si se la ve pasar mirando el cristal opaco de un receptor de televisión, yendo al cine en matiné o vermú, o tarareando baladas de ensueño. Hay otras dos importantes referencias cinéfilas, los personajes asisten a la proyección de La grande Vadrouille, de 1966 (Cleo y Fermín) y Marooned, de 1969 (Cleo, la abuela y los niños), ambas funcionan como espectáculos abiertos a la diversión familiar (comedia y aventura), y la segunda opera, además, como un guiño a Gravity, oscarizado filme de Cuarón del 2013.

A LA HORA SEÑALADA

Poco antes de estallar en las calles del centro la represión estudiantil los relojes del negocio marcan casi las 5 de la tarde. Esta referencia precisa remarca la relevancia histórica de la tragedia y determina el contexto en el que se sucede el relato de la película. Con economía de recursos Cuarón realiza una sobrecogedaora representación de la masacre estudiantil a manos del régimen del presidente Echevarría (PRI), el 10 de junio de 1971. La secuencia disparará la crisis de Cleo, cuyo clímax se alcanzará luego del ingreso al hospital. Serán instantes de agonía y de dolor para la protagonista, filmados con sobriedad y brillantez.

NUEVO ORDEN Y VALOR

El viaje al balneario tendrá un propósito ordenador. Los niños sabrán que su padre no volverá al hogar, Sofía pasará a liderar la economía de la familia, la distribución de algunos espacios físicos en la casa de Roma será alterada y Cleo tendrá la dramática oportunidad de expiar un pensamiento oculto e incómodo. Romperá también la racha de infortunios mediante un gesto heroico y salvífico frente al mar; solo ella sabrá expresarse a través del llanto y del valor, aunque poco luego deba retomar su rol contemplativo, casi silencioso. La escena final la presentará ascendiendo por las escaleras, con el cielo abierto de fondo, si antes no pudo reposar mientras gestaba, ahora no habrá reconocimiento justo, ella seguirá siendo una integrante de la familia en algún subnivel, sin embargo, como los personajes de Marga López y Pedro Infante (Un rincón cerca del cielo, 1952), mantendrá el acceso y la vista directa hacia el firmamento. Es un final abierto, y un mejor augurio de cara al futuro.

Martín Sánchez Padilla

One thought on “Roma, por Martín Sánchez Padilla

  1. Película muy sobrevalorada , actuaciones casi amateurs (en que universo paralelo estaremos para que Yalitza Aparicio y Marina de Tavira compitan por la estatuilla dorada frente a las protagonistas de La Favorita) una película que apela a lo más fácil: causar pena y congoja por las desventuras de la protagonista y no solo por el hecho de ser empleada sino sobretodo por el hecho de ser mujer . El trabajo de Cuarón esta en la puesta en escena, en las imágenes anchas , abiertas , grandes paneos con la protagonista como punto principal y todo eso forrado en un hermoso blanco y negro , pero ahí también termina su trabajo porque lo que sigue está en piloto automático , es asistir a un concierto de desdichas , a un capítulo de 2 horas de La Rosa de Guadalupe , el facilisimo en todo su apogeo . Que diferencia a films como Green Book o La Favorita que he visto hace poco en donde se apela al intelecto del espectador para mostrar su propuesta que sin causar lástima o llanto (como en el caso de Green Book) se percibe perfectamente y hasta más fidedignamente su posición frente al racismo ; o la manera como deforma la realidad y la corroe sostenida por actuaciones brillantes como es el caso de La Favorita .

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