Lima alterna 2020: Detrás del mar, de Raúl del Busto

Detrás del mar

 

Una de las secciones más interesantes del festival Lima alterna, que empieza el 18 de septiembre, es la que recupera películas peruanas que se han visto muy poco. Ellas se vinculan por su forma de producción autogestionada y se realizaron en los últimos veinte años en diversos lugares del Perú.

Comentaré algunas de las programadas, extractando lo que escribí sobre ellas en el libro “El cine peruano en tiempos digitales”

 

Detrás del mar (2005), primer largometraje de Raúl del Busto, describe una jornada ordinaria. Es el día 20 de noviembre de un año indeterminado. Transcurren las horas para tres personajes que guardan  silencio.

La opción  estilística es radical: se representan la inacción y el confinamiento. Tres historias componen la película,  pero  ellas carecen de núcleos  dramáticos,  al menos  en apariencia.  A los personajes los conocemos por sus acciones reflejas: cambian de modo mecánico  los canales  de televisión; contemplan el mar desde  la orilla; arrojan barcos de papel;  se sumergen en una piscina. La melancolía  los domina.  Toda expresividad oral se resume  en unos diálogos telefónicos  monosilábicos e ininteligibles.

La  languidez  es  el talante  que  define  a Detrás del mar,  detenida en  el registro de gestos que  se repiten,  invariables.  Los personajes son trazos escuetos,  siluetas, más que  presencias singulares.  Los vemos  oprimidos contra  los fondos,  de frente o en escorzo.  Nada distrae  de la captación del lugar que ocupan y de sus movimientos  inciertos. El entorno  natural, los árboles  y plantas,  aparecen desenfocados. Se empaña todo  aquello que  puede airear el carácter  opresivo de la puesta  en escena.  La narración  se sustenta  en  la sucesión  de  bloques  temporales más  que  en  el engarce  de hechos  que impulsen  una progresión dramática.

Pero Detrás del mar  no se limita a registrar la insignificancia.  En su modo  de  encarar  el vacío se percibe  la marca  de  un  estilo. Del Busto opta por un tipo de composición del encuadre al que recurren los cineastas del estilo contemplativo contemporáneo, buscando la frontalidad  y manteniendo los fondos  perpendiculares al eje del lente,  en encuadres “planimétricos” (Bordwell,  1997, On  the History  of Flm  Style. Cambridge:  Harvard ).

Asistimos al registro de la mera duración  y ello, de por sí, crea expectativas de  suspenso: la posibilidad  del  suicidio  de  los personajes  es la idea que  ronda  durante  la proyección. Pero ningún  acto culminante  se lleva a cabo  porque lo decisivo  queda  fuera  del campo  visual y de  la acción misma. La representación atenúa la emoción,  contiene los gestos y apunta  hacia un grado cero de la afectividad, lo que elimina la posibilidad  de identificación.

Detrás del mar es lo más cercano  que se haya realizado  en el cine peruano  a aquella  experiencia radical imaginada  por Jean-Marie Straub en su búsqueda de un plano  que  asemejara  un bloque  de tiempo  presente condensado. En otras palabras, de registro del tiempo que transcurre ante la cámara en planos  secuencias,  con el encuadre inmóvil, a partir de una ficción mínima y con un espectador invitado a la mera contemplación.

Ricardo Bedoya

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