FIACID: las preferidas

 

Sin duda, lo más atractivo del FIACID es el conjunto de documentales de Néstor Frenkel. Sobre todo sus retratos de personajes singulares, atípicos. El músico con síndrome de Dawn de  “Buscando a Reynols”, el cinéfilo y cineasta de “Amateur”, y el ilusionista de “El gran simulador, son consumados “performers” y Frenkel aprovecha sus costados exhibicionistas, pero también íntimos. Se instala con ellos, los registra en su entorno, les muestra haciendo aquello que prefieren y mantiene la ambigüedad acerca de determinados rasgos de sus vidas o sus personalidades. Tal vez el personaje más fascinante sea René Lavand, el prestidigitador de una sola mano. Hombre de ego inmenso y seguro de su talento, la película lo encuentra en la situación más cotidiana: esperando ansioso el correo. Le debe llegar, por esa vía, una mano; la prótesis para su mano derecha. Pero el correo tarda y el hombre que puede deslumbrar y engañar a todos con el “truco de la mano”, se siente impotente ante la demora burocrática.

De eso tratan las películas de Frenkel: de personajes que pueden realizar cosas excepcionales a partir de limitaciones notables (pero sin afanes aleccionadores).  Personajes que posan ante una cámara persistente, que los sigue sin acosarlos y los interroga sin convertirlos en “cabezas parlantes”. Frenkel es, además, refractario a las “modas” documentales: sus películas se alejan tanto de la observación morosa como de la exhibición personal, del documental en “primera persona”.  Opta por la investigación, la entrevista, la inserción de materiales de archivo, la composición documental.

 

“Cativeiro”, del portugués André Gil Mata, es el retrato de los últimos días de una anciana, abuela del director. Encuadres fijos y prolongados, un blanco y negro estilizado y melancólico, una banda sonora de ruidos netos y una voz “over”, en primera persona, que informa sobre la relación personal del director con la anciana y de las dificultades y tropiezos técnicos de la realización. La película tiene un estilo atractivo y sus imágenes desprenden una afectividad particular, pero incurre en una práctica que se convierte en camisa de fuerza y en clisé: la observación prolongada, por momentos inerte, a la que recurre como método preconcebido.

 

“Un enemigo formidable”, de Lucas Marcheggiano, es un documental que toma prestadas las retóricas y procedimientos del cine de horror, o es una sátira de las películas de terror bajo la apariencia de documental. Lo mismo da, porque el protagonista tiene de exorcista o de cazafantasmas que acude a casas habitadas para confrontar las potencias malignas de un enemigo aterrador (no revelaremos su identidad). La película tiene mucho humor, sobre todo durante las explicaciones “científicas” de la naturaleza del ser amenazante, que se describe con todo detalle. Intervenciones que remiten a los discursos científicos, entre serios y absurdos, que articulan algunas películas de Dusan Makavejev.  Los mejores momentos simulan las escenas de tensión máxima de los filmes de endemoniados de serie B.

Ricardo Bedoya        

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

*
*
Website