Un mes en Tailandia

 

No se pierdan “Un mes en Tailandia”, de Paul Negoescu, en el Festival “Al Este de Lima”. 

Los intentos de un personaje para dar un giro definitivo a la rutina de su vida amorosa se convierten en una deriva nocturna singular.  Sin duda, el cine rumano ha perfeccionado la técnica de los seguimientos nocturnos de los protagonistas, a través de escenografías ruinosas, sórdidas o jubilosas.

Aquí no vemos la travesía oscura de Lazarescu, ni el descenso a los infiernos de la joven en “Cuatro meses, tres semanas, dos días”, pero sí un recorrido tenso por salones de baile, restaurantes con karaoke, fiestas, discotecas, en busca de algo (o de alguien) que tranquilice la desazón de Radu, el protagonista. 

La cámara se convierte en un personaje más, pero sin ser intrusiva ni llamar la atención sobre ella misma (como ocurre en la decepcionante “Solo el viento”, de Bence Fliegauf, que es un monótono catálogo de efectos al estilo Dardenne, pero con afanes de denuncia social) Está presente como presencia indiscreta en los momentos de intimidad del protagonista. Se acomoda junto con el grupo de amigos que hablan de sí mismos y de sus pasadas experiencias amorosas. Luce como testigo inquieto del angustioso periplo por discotecas en busca de Nadia.

Los encuadres dilatados, los ruidos ambientales de una noche de año nuevo, la música saturada de los lugares de juerga, el ritmo de las conversaciones de grupo y el azar de los encuentros nocturnos apuntan los rasgos de un realismo que pone a los personajes en entornos de presencia fuerte. Frente a ellos, la Tailandia del título aparece como el espacio de la fuga y la ilusión, el lugar donde Radu imagina que podrá encontrar la “cura” para su incertidumbre emocional. 

Pero lo más atarctivo de la película es la modulación que logra en el retrato de los afectos del protagonista, que pasa de la decepción al entusiasmo por los encuentros y desencuentros de una noche, y de la obsesión por recuperar al viejo amor perdido al desencanto apuntado en la notable secuencia final. Tailandia está cada vez más lejos de él.

Ricardo Bedoya

One thought on “Un mes en Tailandia

  1. Muy de acuerdo. Esta película la vi de pura suerte en Larcomar porque no hay una guía de recomendación del Festival. Es una lograda crónica de celebración de fin de año donde todos los personajes están espléndidos y toda la acción se siente tan realista que los espectadores sentimos que acompañamos a Radu y su grupo juerguero en su periplo nocturno. Pero si bien esta cinta parece muy distante del Sr. Lazarescu y de otras sobre el pasado comunista o que conmemoran el fin de la era Ceausescu, no lo es tanto si vemos el devenir de Radu como otra alegoría más sobre el renacido país que explora en busca de su destino.

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