Peruanas en Rotterdam. Un avance

 

Tres películas peruanas están participando en el Festival de Rotterdam. Una, “Videofilia (y otros síndromes virales)”, de Juan Daniel F. Molero, en competencia oficial. “Solos”, de Joanna Lombardi, y “NN”, de Héctor Gálvez, en otras secciones.

Aquí les dejo, en calidad de adelanto, algunos pequeños fragmentos de textos más largos que he redactado sobre cada una de esas películas para una investigación sobre el cine peruano desde 1996 que he realizado en el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima (IDIC). El libro se editará posiblemente este año. 

 

NN

“En NN (2014), segundo largometraje de Héctor Gálvez, el protagonista, un antropólogo forense, prolonga la búsqueda del personaje de Sara, en Paraíso.

Al inicio, una secuencia nos enfrenta a la presencia de la muerte y de lo insólito. Un grupo de antropólogos forenses hallan restos humanos que no apareces registrado. Es el noveno pasajero, anónimo e inesperado, de una morgue como tantas. Corresponden a un desaparecido en los años del conflicto armado interno. Enterrado de modo clandestino, el cuerpo recién sale a la luz. Entre la ropa raída y desgastada por la tierra del sepulcro, se encuentra la foto de una mujer joven. La foto es una pista para identificar los restos. Dentro del esquema narrativo de la película, ese hallazgo es el elemento que impulsa la acción y le da un objetivo.

Pero la foto encontrada también es un vestigio, un objeto de memoria. Remite a dos experiencias. Una, privada, del sujeto que murió llevando en el bolsillo la imagen de una mujer, acaso amada. La otra, colectiva, de un NN que, como tantos otros, recibió un disparo en la nuca y fue enterrado en una fosa común.

A diferencia de Paraíso, marcada por la impronta del neorrealismo, NN es como un  thriller que diluye sus propias premisas. La película, en su transcurso, se convierte es un viaje a ninguna parte (…)”

 

Solos

Si el triángulo es la figura que da forma a la construcción dramática de Casadentro, las líneas de un cuadrado contienen las acciones de Solos (2014), el segundo largometraje de Joanna Lombardi.

Son cuatro personajes en un viaje hacia la selva central(Wendy Vásquez, Diego Lombardi, Rodrigo Palacios y Alberto Rojas Apel). Cuatro son las proyecciones que contemplan ante un auditorio fantasmal. Son cuatro los largos planos secuencias de diálogos en el interior del auto en movimiento, y cuatro las conversaciones nocturnas. Son, por último, cuatro los testimonios sobre la relación con el cine que mantienen los habitantes de los pueblos que visitan.

Esa geometría, que alcanza a la composición visual, con los personajes dispuestos en parejas ocupando los lados del encuadre, sea en el auto, ante una fogata nocturna, o aprovechando la profundidad del campo en los exteriores diurnos, encierra una narrativa más suelta y libre que se descubre en sus situaciones extendidas, las derivas de la acción, los diálogos y sus sugerencias. El mundo estanco de Casadentro es reemplazado por la movilidad permanente.

La empresa de los protagonistas se empeña en mostrar películas, sobre una pantalla inflable, en los pueblos que van encontrando en la ruta hacia Tingo María (…)

Ante Solos, es imposible dejar de pensar en En el transcurso del tiempo (Im Lauf der Zeit, 1976), de Wim Wenders. Como en esa película clave del llamado Nuevo Cine Alemán, aquí también encontramos un viaje motivado por el cine pero que abre hacia otras dimensiones: la naturaleza y límites de la amistad; el viaje por el gusto del recorrido mismo pero también por la necesidad de cotejar experiencias personales; la vivencia del recorrido que deslumbra y decepciona (el paso del túnel hacia la selva); la interrogación por el estado del cine y su presencia en la memoria de la gente; el azar de los encuentros en el camino (…)

Pero importa, sobre todo, la experiencia del tiempo que pasa y su registro (…)”

 

Videofilia (y otros síndromes virales)

“A diferencia de Reminiscencias, que es una incursión en la memoria personal, Videofilia… es una excursión, de ambiciones corales, por modos de consumo diversos del universo virtual. Personajes variopintos, pertenecientes a círculos limeños diferentes, se relacionan a partir de la fruición más o menos compulsiva de la red y sus contenidos.

Espectadores de porno, maníacos del chat, navegantes de páginas sobre trascendencia y escatología, devotos de los juegos virtuales, poseídos por adicciones al ciberespacio, empresarios informales de pornografía pirata o registrada de modo clandestino e ilegal, entre otros, van trazando una ronda que combina –no siempre con fortuna ni fluidez- lo ligero, lo humorístico y lo grave.

El interés principal de Videofilia… es la descripción del entorno de la juventud de la clase media limeña que visita cabinas de Internet, tiene encuentros eróticos grabados en hostales, se cita en chifas al paso, frecuenta centros comerciales donde se rinde tributo al simulacro en versión cosplay, o consume ácido en las alturas de una huaca de Magdalena o de cualquier otro barrio tradicional. Una modernidad que contraste –o se completa- con el apego a supersticiones arcaicas, creencias esotéricas o prácticas culturales ancestrales, como el examen de los presagios contenidos en las entrañas de un cuy (…)”

 

Ricardo Bedoya

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