Francotirador: Ovejas, lobos, pastores… y el diablo, probablemente.

 

Francotirador (American Sniper) ha generado polémica quizá porque ha puesto más en evidencia que nunca las posturas políticas conservadoras de Clint Eastwood. Esas posturas, sin embargo, se hallan en casi todas sus películas y corresponden a una visión del mundo muy sombría y más profunda de lo que parece. En varios de los mejores filmes de Eastwood (Los imperdonables, Río Místico, El jinete pálido), los protagonistas cumplen pesarosamente una misión que parece asignada por una entidad superior de carácter aparentemente divino. American Sniper no es la excepción.

El sonido del inicio de American Sniper se parece al de El exorcista. Una voz canta la llamada islámica a la oración sobre el símbolo de Warner Bros., a la vez que un ruido grave va aumentando de nivel (en este caso, el ruido de un tanque). Estamos en Irak, hogar del diablo para muchos norteamericanos. El francotirador Chris Kyle (Bradley Cooper) apunta a un niño iraquí que lleva una granada. Un flashback nos remite a una secuencia de su infancia. El padre de Chris explica a sus hijos que las personas son de tres tipos: las ovejas, los lobos y los perros pastores. Las ovejas son las que creen que no existe el mal y son atacadas por los lobos, los perros pastores defienden a las ovejas y matan a los lobos, es decir al mal. La voz del padre ha empezado a escucharse cuando en la pantalla se ve la imagen de una biblia. Es como si fuera la voz de Dios. De vuelta al presente, el francotirador mata al niño y a la madre de este, que ha recogido la granada con la intención de  arrojarla al tanque norteamericano. Después se comentará que el francotirador ha salvado la vida de diez norteamericanos, es decir, de diez ovejas. Los ha defendido del mal, disfrazado de niño y mujer iraquí. Cuenta con el aval divino.

En otra escena de ese primer flashback, Chris Kyle, de niño, está en la iglesia con su familia  y el pastor explica que no conocemos el plan de Dios porque no vemos con sus ojos, y nuestras vidas nos parecen enigmas reflejados en un espejo, pero que un día veremos con claridad y comprenderemos el misterio de sus caminos.  Ese momento de revelación le llegará a Chris de adulto cuando vea a través del televisor las imágenes del atentado terrorista contra la embajada de Estados Unidos en Nigeria. A partir de entonces, dejará de ser un errático vaquero de rodeo, y se enrolará en los marines. Tendrá una nueva inspiración cuando contemple, también por la televisión, el ataque a las torres gemelas. Los satanizados medios masivos, y las grandes cadenas noticiosas tendrán en el filme un paradójico carácter de mensajeros divinos.

Por cierto, tal como está estructurado el relato, parecería que quien atacó las torres gemelas fue el gobierno iraquí (y no Al Qaeda), pues Irak es el escenario de la guerra a la que va a parar Chris Kyle; pero aquí importa más el destino manifiesto que la verdad histórica.  Chris, por cierto, justifica la invasión de Estados Unidos porque así evita que el enemigo llegue a las costas de la patria lejana. Estados Unidos, como Chris, es un pastor que protege a sus ovejas. Chris se ha tomado en serio su rol de pastor, y el afán de protección de sus ovejas hace que regrese una y otra vez al escenario de la guerra, y se convierta en el más letal de los francotiradores norteamericanos.

Cuando definitivamente retorna con su familia, su esposa le reprocha que no haya regresado realmente, pues sigue pensando en la guerra; sin embargo, lo que sería aparentemente un cuadro de estrés posbélico es explicado en el filme (no podía ser de otra manera) como la vocación de pastor que no desaparece en un escenario de paz. Chris Kyle superará el trauma (o, mejor dicho, continuará ejerciendo su vocación o seguirá su destino marcado, que para el caso es lo mismo) dedicándose a ayudar a veteranos discapacitados, pero será asesinado por uno de ellos. El pago previsible que reciben los héroes es la incomprensión de los débiles.

Cabe reparar en que Chris no es un pastor cualquiera. Es un ser extraordinario, un héroe, es decir un individuo con cualidades especiales que lo distinguen de los demás. Tiene un don para la muerte que no lo hace especialmente feliz pero que debe ejercerlo. Y aunque esto lo acerca a George (Matt Damon) en Hereafter, lo asemeja más al  William Munny de Los imperdonables, con quien comparte pocas luces intelectuales y cierta torpeza física cuando no se halla en acción. Las connotaciones religiosas que se le da a su misión de pastor (la palabra del padre que se escucha sobre la imagen de la biblia, la revelación a través de la televisión, Irak como recinto del diablo), lo configuran como una especie de ángel justiciero, como lo eran el forastero en La venganza del muerto y el preacher de El jinete pálido, otro pastor armado y letal. Frente a este ángel opera un demonio concreto, una especie de doble maligno, que es el francotirador musulmán, cuya agilidad y ubicuidad lo convierten en un ser casi fantástico.

Hasta aquí parecería que el filme justificara (de modo cercano al fundamentalismo) el comportamiento de Chris (y de los Estados Unidos) como producto de un designio divino, y en cierto modo así lo hace; pero hay algo que oscurece esta lectura y nos conduce a otro nivel. En verdad, la oscuridad está presente en toda la obra de Clint Eastwood, comenzando por el estilo.

Eastwood tiene un estilo clásico y es un magnífico narrador. En American Sniper lo vuelve a demostrar. Sin embargo, dentro del gran marco del clasicismo, hay ciertos rasgos propios que permiten distinguir a las películas de Eastwood de otras. Uno de ellos es la clave baja de iluminación, los claroscuros, la presencia de densas sombras que no dejan ver con claridad rostros, escenarios, acontecimientos, y que a veces envuelven por completo a los personajes convirtiéndolos en negras siluetas. American Sniper tiene una clave de iluminación más alta que la mayoría de las películas de Eastwood; pero, al igual que casi todas ellas, hay momentos en que es difícil para los espectadores (y los personajes)  ver con claridad lo que está aconteciendo, debido (en este caso) a la arena. La escena más cegadora es, precisamente, la de la tormenta de arena que se desata luego de que Chris elimina al francotirador musulmán. Todo parece allí perder consistencia, certeza, claridad: el escenario, los cuerpos, la identidad, la misión misma, el destinatario y su destinador.

En el mundo real, Chris Kyle era un héroe para los norteamericanos combatientes en Irak, pero los musulmanes hablaban de él como de un demonio. Si Eastwood contara la historia desde el otro bando, como en Cartas de Iwo Jima, ¿cómo representaría a  Chris Kyle?, ¿de manera muy distinta a como representa al francotirador musulmán?, ¿Abadón, el ángel exterminador, no es acaso un demonio? Como en los filmes de Bresson y Bruno Dumont, en los de Eastwood  no queda muy claro quien asigna el destino y conduce las acciones de los seres humanos, si es Dios, la gracia, la naturaleza… o el diablo, probablemente.

Emilio Bustamante

Emilio Bustamante

4 thoughts on “Francotirador: Ovejas, lobos, pastores… y el diablo, probablemente.

  1. Es realmente magnífico el breve acercamiento interpretativo de Emilio a “Francotirador” y nos hace lamentar que no escriba sobre el cine internacional con mayor frecuencia. Junto a lo que ha escrito Ricardo, es lo mejor que he leído hasta hora sobre la última película de Eastwood.

  2. Aquí, mi pequeñísima crítica sobre el film.

    “El francotirador” de Clint Eastwood es una película sobre Chris Kyle (Bradley Cooper), un hombre robusto, texano, con gran influencia religiosa. Ante un intento fallido por ser un cowboy de rodeos, decidió ser un marine a la que posteriormente se volvió un integrante de equipo del SEAL. Fue catalogado por los americanos como “Leyenda” y por los iraquíes como “Demonio de Ramadi” por haber sido el francotirador más letal en la guerra con Irak. Entre sus “logros” está en haber asesinado a más de 160 terroristas.

    En la primera escena vemos a Kyle apuntando a un niño que llevan una granada entre brazos y, antes de que suceda el climax, un flashback nos remonta hasta su infancia, en donde podemos ver sus grandes dotes de tirador, su influencia religiosa a cargo de sus padres, en donde aprendió que existen tres tipos de personas: las ovejas, los lobos y los perros pastores. Gracias a esas palabras Kyle se encargó de usarlas durante la guerra, convirtiéndose en ese perro pastor que protege a sus ovejas desde los techos de esas casas destruidas del caluroso Irak donde, con ayuda de su gran ojo azul, apunta con su arma automática a todo aquel que ataque a su rebaño. “Mi arrepentimiento son para los marines a los que no pude salvar”, se logra escuchar.

    La fotografía está llena de claroscuros, por momentos azulados, donde Clint nos quiere meter a la acción, a esos escenarios fríos y oscuros. No quiere que nos sofoquemos con el caluroso Irak, como sí lo hace “Zona de miedo” de Kathryn Bigelow. También nos muestra dos ambientes: uno, la zona de guerra, donde cada rincón está destruida por el enfrentamiento y dos, Texas, donde está su esposa Taya (Sienna Miller), esperándola con sus dos hijos, en donde también se ven enfrentamientos pero por la ausencia de Kyle, que prefiere seguir protegiendo a su patria, que estar con su familia.

    En la parte final de la película, Kyle, después de su cuarta misión, decide dejar Irak para estar con su familia. En la escena en donde ve que su perro se pone a jugar con su hijo, “la leyenda” se altera, se pone alerta, ataca: son los trastornos de la guerra, a la que nunca dejó de ir por defender a los suyos.

    Eastwood, a sus 84 años, aún filma con clase y sus 132 minutos de metraje lo demuestran.

  3. Los señores críticos, se dedican a comentar escenas, sin importar que revelen información que le puede quitar sorpresa al espectador, ¿esto es hacer crítica?, hablan de la gran capacidad narrativa de Eastwood, pero decir ninguna de las calidades narrativas del film, ¿esto es hacer critica?, ¿Dónde está el verdadero análisis de la película?.
    Si la película es candidata al Oscar, es simplemente porque exponen los valores americanos (no se cuales son, ni me interesa saberlos), por su oportunismo con un tema que es muy sensible en la Norteamérica mas. Los críticos quiere decirnos que nos encontramos a un gran film, si ellos lo creen bien por ellos, que se engañen, pero que no engañen a los demás, soy un gran fan de Eastwood, lo que no significa que le celebre sus errores.

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