19 Festival de Lima: las que no se pueden perder. La vida de alguien

 

La vida de alguien, del argentino Ezequiel Acuña, bien pudo estar en la sección competitiva de ficción. Es bastante mejor que Paulina.  Y se le opone en todo.

Si Paulina quiere plantear los grandes dilemas de la vida y la muerte, La vida de alguien solo cuenta una historia mínima de amistades que se reencuentran, amigos que se evocan y relaciones amorosas que se construyen en silencio y con timidez.

Si Paulina proclama y busca el debate, La vida de alguien se mueve en un tono menor de acento melancólico e invernal. Si Paulina nos pone como testigos –o jueces y, acaso, fiscales- de una decisión ética inapelable, La vida de alguien nos convierte en oyentes de unas cuantas canciones de talante lánguido y tristeza profunda.

Si en Paulina los enfrentamientos de los personajes intentan ser dramáticos, conceptuosos y decisivos, en La vida de alguien,  los personajes se mueven con paso inseguro y hablan con una naturalidad que incluye el balbuceo.

Ensimismada y sensible, La vida de alguien confirma el interés de las películas de Ezequiel Acuña, director de Nadar solo, Como un avión estrellado y Excursiones.         

Ricardo Bedoya

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