Con perdón de Nolan y su “Interestelar”, pero “Misión rescate” (“The Martian”) es la película de ciencia ficción más lograda y redonda de los últimos años (al menos no tiene la música cargante de la también estimable “Gravedad”). Y la más relajada también.
La trama es una hábil combinación de películas como “Robinson Crusoe on Mars”, de Byron Haskin; “Marooned”, de John Sturges; “Naves misteriosas” (“Silent Running), de Douglas Trumbull y, claro, “Rescatando al soldado Ryan”, de Spielberg. Pero más allá de ese salpicón cocido por el guionista Drew Goddard, director de “La cabaña del terror”, este Marciano se sostiene por sí solo.
Es una película clásica en intención y factura y se acerca al género desde el filón del cine de aventuras, con la seguidilla de riesgos que pone a prueba la resistencia física del protagonista.
No hay espacio aquí para reflexiones trascendentes ni misticismo estelar. Vade retro Nolan. Scott prefiere la narración directa, vectorial.
El astronauta abandonado en Marte es práctico e ingenioso. No se lamenta. Hace cosas. Como lo querían los cineastas del Hollywood clásico, es un personaje que se define en la acción. Y la película traza su retrato: el de un esforzado superviviente.
Scott filma a este solitario –emulo del Bruce Dern botánico de “Silent Running”- casi como si fuese un documentalista. Mejor, un falso documentalista que nos hechiza con explicaciones y fórmulas científicas de imposible comprobación, pero de contundente eficacia narrativa. Y siempre con humor: este pupilo de la NASA desconoce lo que es el terror a lo desconocido o el pánico existencial. No le teme al infinito y parece inmune a las depresiones. Es como un optimista “boy scout” en el planeta rojo, un sargento York interespacial.
O tal vez es un vaquero enfrentado a los rigores del desierto, avanzando por esa tierra colorada como la que que vimos en The Searchers, mientras busca rutas para llegar a su incierto destino.
Hay un costado anacrónico en la representación de un héroe de ese tipo, inmutable, siempre igual a sí mismo. Matt Damon, seco, preciso en sus entonaciones mientras graba su diario, de gesticulación ruda y controlada, lo torna verosímil.
Es interesante ver como “Misión rescate” esquiva varias convenciones y tópicos de este tipo de films. Metafísica, cero. Mensajes conmovidos con la esposa y los hijos en el momento culminante, ni uno. Música sinfónica y conmovedora, nada.
A cambio de eso, hallamos situaciones tensas, pero siempre tónicas, sin pizca de melodrama. Es ejemplar al respecto la secuencia en la que vemos a la tripulación decidiendo ir al rescate del compañero. Todas están con la emoción puesta en el recuerdo de su familia y en el deseo de regresar a la tierra, pero se impone el profesionalismo y la seca determinación. Un momento digno de Howard Hawks.
Y en la banda sonora encontramos música disco, David Bowie y Abba. Pop y retro, ¡escucha Cuarón!
Menos atractivas son las escenas que transcurren en la NASA aun cuando los actores resulten excelentes. Los debates burocráticos pesan demasiado.
En cambio, la tripulación comandada por Jessica Chastain (que parece rendir honores al arrojo de la teniente Ripley) se lanza a una escena culminante de belleza coreográfica e impecable acabado técnico.
Ricardo Bedoya
Lo sigo desde hace años Sr. Bedoya. Y quisiera hacer dos preguntas. La primera: hay una película que vi en Canal 2 más allá de la medianoche cerca al año 2000. La película (al parecer) era italiana. Trataba de una pobre familia que tienen al papá que es muy malo con ellos y lo quieren matar. En una cena (al aire libre) envenenan al padre y todos se ponen a festejar, pero el papá sobrevive porque llega hasta el mar y con un tubo empieza a tomar agua. Luego hay otra escena donde a la abuelita en sillas de rueda se la llevan sus nietos alegres, porque había llegado una carta donde tenía que cobrar su pensión. Y si mal no recuerdo se llamaba “Los Nuevos Mounstros”, pero he buscado información y nunca la he encontrado. Y la segunda es una película, creo, reciente, pero que solo recuerdo que es comedia romántica, y solo una frase casi al final de la misma: “Quererte a ti, es lo más fácil de este mundo, al menos eso creo yo…”
Agradecería si pudiera despejarme esas dos dudas que tengo. Gracias de antemano.
Le faltó nombrar a “Náufrago” de Zemeckis para completar los componentes del pastiche. Y no es que esté subestimando a la película. Mas bien en nombre de su primera hora la recomiendo. Pero no me gusta la comparación con “Interestelar” me parece hasta injusta porque si Nolan llega a fallar en sus apuntes metafísicos es por arriesgado en su afán por mostrar ciencia ficción original. Lo de Scott es más bien una optimista aventura pionera, un poco al estilo de Walt Disney, o un avance documentalista que se malogra por sus canjes políticos comerciales para asegurar su distribución en todo el mundo y sus clichés que se van sumando uno a uno empezando por el personaje de Jeff Daniels, siguiendo por el de Chiwetel Ejiofor y terminando por el del pequeño genio que da la brillante solución al problema del rescate. Ahora, claro, es de agradecer que la película ahuyente el melodrama y las solemnes e invasivas bandas sonoras pero prefiero la emoción de sentir el vacío cósmico que me dan Nolan y Cuarón que apreciar los ingeniosos modos de supervivencia y las vicisitudes aeróbicas del náufrago colonizador que me ofrece Ridley Scott de quien espero más bien la continuación de su trilogía sobre la precuela de Alien.