Reflexiones sobre el fracaso de un debate: un panorama pantanoso

Aunque Ricardo ha cerrado el debate que inicié hace poco en el año nuevo, no quiero dejar de hacer algunas reflexiones sin ánimo de estar prendiendo pequeños fuegos que han quedado encendidos, aunque es inevitable, seguramente, que lo haga. Mónica Delgado ha dicho que este ha sido un debate inflado y Fernando Vílchez mencionó un debate fallido. Estoy de acuerdo y asumo mi responsabilidad al haberlo planteado. Pero, ¿por qué se originó?  Por una suma de actitudes, expresiones y frases provenientes, sobre todo de Mónica y de John Campos Gómez.

No voy a teorizar aquí sobre la inflación del ego nuestro de cada día que han traído consigo  Twitter, Facebook, blogs y otras redes y dispositivos, pero en el caso puntual de John y de Mónica asistimos a una lamentable sobreexposición, especialmente a través del Twitter, con frases sueltas, indirectas, alusiones veladas, bromas más bien pesadas, etc. Y, en el caso concreto del ‘debate fallido’, las alusiones de Mónica en el blog de John sin un destinatario claro han creado un tremendo malentendido. No es posible hacer una referencia lapidaria a la “crítica caduca” así en general. Una afirmación de ese tipo debe ser clara: nombres y apellidos. Y lo mismo vale para el penoso texto que ha escrito Carlos Rentería, otra vez en el blog de Campos Gómez, comparando a los críticos con perros.

Que se deje de usar metáforas zoológicas, frases efectistas, generalizaciones, que se deje la media voz que cuestionaba González Prada. Claridad en la exposición y en el destinatario. Eso no excluye la broma y el humor, pero no el humor agraviante.

 Han tenido que pasar varios días para que me entere de que lo que yacía en el origen de esas generalidades dichas por Mónica, y ahora lo que está en el insidioso texto de Rentería. Ellos, por lo visto, hacen referencia a esa seudocrítica (en el mejor de los casos) y a ese periodismo atado a las grandes compañías. Dirán que ya lo han dicho antes, pero tal como vuelven a escribir sobre ese asunto parece que involucraran a todo el mundo, y Mónica no tiene la rapidez de reflejos para aclarar el asunto. Si el texto de Rentería le parece gracioso, estamos entonces ante un frente que le hace un flaco favor al cuestionamiento de esas operaciones publicitarias que supuestamente persiguen.

Por cierto, hay que ser muy firmes en señalar y desenmascarar, cuando sea necesario, el aprovechamiento de los espacios periodísticos en medios impresos e informáticos para  propósitos de publicidad encubierta. Y aquí, una vez más, hay que preguntar: ¿existe la APRECI o vive en estado de letargo?  Algo dijo, casi un como un saludo a la bandera, cuando se denunció el caso de Al Pacine y luego nada de nada.   

 El panorama es realmente deplorable por un lado y por otro y la dificultad de plantear temas tan serios como de las posiciones frente a la cartelera y a la programación alternativa, el estado actual del cine peruano o el involucramiento de publicistas en la crítica, no puede tratarse por la interferencia de generalizaciones, eufemismos, supuestas bromas, pequeñas rencillas, etc. Una vez más, fracasa la posibilidad de comprensión de asuntos que nos competen a todos los que estamos interesados en la marcha del cine peruano, de la función crítica y de la ampliación de los espacios de exhibición cinematográfica.

Isaac León Frías

11 thoughts on “Reflexiones sobre el fracaso de un debate: un panorama pantanoso

  1. Buenos días. Este comentario lo escribí ayer en la mañana, antes de que se publique este post de Isaac León Frías. Lo dejo por aquí ya que responde algunas interrogantes que se hace el autor de la nota.

    Hola Ricardo,

    Acabo de leer este post.

    Solo para precisar que APRECI ya se pronunció sobre el tema Al Pacine. Incluso posteaste nuestro comunicado oficial en tu página web: http://www.paginasdeldiariodesatan.com/pdds/?p=1437

    También quiero recordarte que en agosto del 2015 organizamos una ciclo de debates para tratar varios temas de interés para la comunidad cinematográfica local, entre ellos el rol de la crítica y su ética profesional. Mónica Delgado y Alberto Castro participaron en dicha mesa y cada uno aportó su punto de vista. Hubiera sido fantástico que nos acompañes pero supongo que ya habrá otra oportunidad.

    Saludos cordiales,
    Claudio

  2. Hola Chacho. Nuevamente se alude la responsabilidad del debate fallido e inflado a que no fui clara. ¿No hubiera bastado responder a mi post en este mismo espacio y hacer las preguntas?
    “Mónica no tiene la rapidez de reflejos para aclarar el asunto”. Posteaste tu suposición un 1 de enero, día festivo en que todos estábamos celebrando, y yo fuera de Lima, tomándome un descanso en zona sin internet. Por eso respondí el lunes 4, fecha en que retomé mis actividades habituales. Si eso es argumento para justificar un malentendido, creo que se sigue propiciando una mala lectura de lo que debe ser un debate.
    “Las alusiones de Mónica en el blog de John sin un destinatario claro han creado un tremendo malentendido”. Yo no cree ningún malentendido. Sí es necesario aceptar el error.

  3. Chacho. La publicación de Carlos que ha podido ser tomada con cierta gracia o con ofensa como es lo que más se ha visto por su cuestionada metáfora, como bien replantea Ricardo en otro post no es motivo para abandonar un debate que nos interesaría a todos. Pero un debate que finalmente a muchas personas y medios no les conviene afrontar directamente, desde tu respuesta no se coincide en un mismo tema a debatir; el planteado desde los primeros posts que nada tienen que ver con los tuits de John Campos o Mónica Delgado refiriéndose a algunas películas o realizadores.

    El asunto ha mutado tanto que ahora Encinta parece querer despistar y disfrazar las intenciones compartiendo un estado en el que dice “Que nadie les diga qué películas deben o no deben ver. Ni nosotros ni nadie. No le hagan caso a aquellos que se mofan de sus gustos cinéfilos: acepten a aquellos que buscan el debate civilizado”. Bienintencionadas palabras que no vienen al caso si es que a este ‘debate’ se refiere, y hay que aclarar sino se seguirá tergiversando el panorama, pueden decir por supuesto lo que se les apetezca, pero al menos lo que he citado nada tiene que ver con lo que se trata de poner sobre la mesa desde hace unos días.

    De igual modo Cinencuentro compartió en Twitter hace unos días los links de tus textos y de Ricardo poniendo: “Y continúa el debate sobre “el cine de elite” vs “el cine de masas” sospechosamente sin haber compartido previamente las publicaciones que causaron la escritura de esos textos ¿Alguien puede decir quien propuso eso de elite vs masas? El tema se tergiversó de manera muy conveniente, y ahora están aprovechando el estado general de mortificación por el post de Rentería para lapidar o seguir lanzando inexactitudes y vaguedades.

  4. Yo no estoy cerrando el debate sobre los temas de fondo, Farid. Solamente el que se pudo plantear con Mónica y, bueno, con John que no ha dicho esta boca es mía. Pero claro que hay que seguir trabajando esos temas y salir al paso de las tergiversaciones. Eso de cine de élite vis cine de masas, puesto así, suena claro a una manipulación de lo que se ha dicho. ¿Ha habido cambios en Cinencuentro? ¿Quiénes son los responsables ahora?

    • Chacho: “Eso de cine de élite vs cine de masas, puesto así, suena claro a una manipulación de lo que se ha dicho”. Hay varios post de Ricardo bedoya sobre este tema que buscan aportar al debate, Chacho. Y tú también avalaste eso con lo de los absolutistas y autoritarios estéticos.

    • Hasta donde sé Laslo Rojas continua siendo el editor de Cinencuentro, no tengo mayor conocimiento de sí muy recientemente han habido cambios en el manejo, no lo creo, ¿Tú si?, asumo que él maneja la cuenta de twitter. De igual manera asumo que Alberto Castro conocido como Mc Zorro es el responsable de las cuentas de Encinta.

      Aquí el tuit mencionado sobre “Cine de élite vs cine de masas” https://twitter.com/cinencuentro/status/683433068812734465

      Iba a añadir algo más mencionando posts de Ricardo y tuyos sobre el tema, pero Mónica lo ha hecho primero.

  5. No creo que lo que hayamos planteado en el blog sea la oposición entre un cine de élite y un cine de masas. Todo lo contrario. Tanto lo que he escrito yo como lo que ha escrito Ricardo ha sido una defensa de todas las posibilidades del cine. Si alguien dice que en el intercambio de posts t comentarios nosotros hemos hecho la defensa del cine de masas frente al de élites o no entendió bien o está tergiversando lo que hemos escrito. Lo que sí hemos hecho es fustigar a quienes convierten el cine de élites el modelo privilegiado, como suele hacer especialmente John Campos Gómez.

  6. Repito, una cosa es hacer de ciertas películas un objetivo estético inalcanzable en virtud de sus características de producción y de su elaboración narrativa y audiovisual ( o no narrativa o poco narrativa) en la línea de lo sostenido en su momento por Robles Godoy y por otros en estos últimos años; y otra muy diferente abrirse a todas las posibilidades del cine, vengan del anime o de cualquier otro modo de animación, de las modalidades documentales o fronterizas, del cine de géneros, de las películas de autor según el modelo Cannes (por decirlo así) o del experimental más extremo. Todo vale, al menos como posibilidad.

  7. Respuesta a JD y al productora Tiempo Libre.

    Estoy bastante de acuerdo con lo que dice Robinson Díaz. No, por supuesto, con su opinión sobre “Francotirador”, ni con su aprecio por la nota de Roger Koza sobre “Magallanes”, que me parece una crítica flojísima y descolocada. Pero eso no es lo importante.

    Coincido en que la crítica de cine ha perdido interés en seguir de cerca lo que está pasando en el cine peruano.

    No lo hace. Sea por la razón que sea. Y de esta constatación –que también es autocrítica- no se escapa nadie.

    Ni siquiera los estrenos peruanos merecen atención crítica. Y no digo que sea favorable. También el disgusto puede argumentarse. ¿Sobre cuántas películas peruanas se ha escrito en el blog en el que publica Robinson Díaz su artículo? ¿Cuántos análisis se han realizado en ese blog sobre el estado de la distribución y la exhibición? ¿Y sobre los tipos y modalidades de la producción en el Perú? ¿Y cuántos sobre ese cine “nuevo” y de avanzada que dice propulsar?

    Es muy fácil lanzar tuits desdeñosos sobre los estrenos peruanos, o complacerse haciendo la relación anual de las “peores” películas peruanas de cada año. Es facilísimo.

    Pero ¿dónde está el esfuerzo por entender, situar o interpretar lo que ocurre?

    A la crítica le está pasando –o ya le pasó- por el costado de las narices el prestar atención al fenómeno cultural más interesante de las últimas décadas: el cine realizado en Ayacucho, en Puno y en muchos otros lugares del país. Es mérito de algunos antropólogos –y de Emilio Bustamante y Jaime Luna Victoria- el interesarse en estudiarlo en serio.

    Ese es un cine autogestionado, “independiente a ultranza”, con un volumen de producción impresionante en los últimos veinte años, novedoso como el que más, pero alejado de Rotterdam, Locarno, el FID Marseille –modelo de los festivales “trans”- y de toda presunción vanguardista criolla.

    ¿Será ese su hándicap?

    Ricardo Bedoya

  8. Intervengo solo porque tanto Mónica como Farid me mencionan.

    Creo que se han perdido las ganas de discutir en serio. No existen ni la voluntad ni la convicción de la necesidad del debate. Apenas se suelta un tema para discutir, empiezan los agravios personales -directos o cifrados- o el desvío sistemático del asunto. O, lo que es peor, los chistecitos en 140 caracteres, dominio del más odioso y canchero de los narcisismos.

    Claro que hay que debatir sobre la influencia de las distribuidoras en la crítica. Un empleado o un contratado de una distribuidora no puede escribirla, aun cuando su opinión sea adversa a la película de la compañía a la que representa. Hay una incompatibilidad esencial.

    Creo, por eso, que APRECI debe pronunciarse sobre lo que está ocurriendo y decir dónde radica la incompatibilidad. Y hacerlo en forma categórica, pero con prudencia, luego de estudiar bien cada caso.

    Porque no es lo mismo el empleado de una distribuidora que simula ser crítico que un “fan” arrebatado que solo se alimenta de franquicias, las celebra y no ve ningún otro tipo de películas.

    Distingamos la posición del “infiltrado” -que hay que denunciar- de la otra, de los guardianes del culto de Marvel y similares que pregonan su pasión excluyente. Que no es la mía, pero que considero legítima. Tanto como la del culto a Jan Soldat o a Davide Manuli que, dicho sea de paso, tampoco es el mío.

    ¿Y qué decir de los avisos publicitarios de las compañías transnacionales de distribución que aparecen como banners en algunas páginas de cine? ¿Afectan la independencia?

    En verdad, no lo sé. También ese asunto podría ser examinado por APRECI.

    Ayer publiqué un post con citas de Serge Daney. Inmediatamente recibí comentarios acerca de mi supuesta intención de prolongar el debate sobre “bases equivocadas” porque esa diferencia entre “cine culto y artístico” y “cine popular” nunca había estado en la agenda.

    No había intención de prolongar nada. Citando a Daney, quería decir lo que pienso: que el más reaccionario esnobismo y el afán aristocrático de “diferencia” se extiende entre cierto sector de la crítica internacional. Y que la posición de Daney sobre ese asunto me parece ejemplar. Volveré sobre ese tema dentro de dos meses porque me voy de viaje y ya no tengo tiempo para nada.

    Ricardo Bedoya

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