Se ha estrenado “Videofilia (y otros síndromes virales)” (2015), el segundo largometraje de Juan Daniel Molero.
En él, personajes jóvenes y variopintos se relacionan a partir de la fruición compulsiva de la red y sus contenidos. Consumidores de porno, maníacos del chat, navegantes de páginas sobre trascendencia y escatología, usuarios de redes sociales, constructores de gráficos animados, devotos de los juegos virtuales, poseídos por adicciones al ciberespacio, empresarios informales de pornografía pirata o registrada de modo clandestino e ilegal, entre otros, van trazando una ronda que combina —no siempre con fortuna ni fluidez— lo ligero, lo humorístico y lo grave.
El interés principal de “Videofilia…” se centra en la descripción del entorno de la juventud de la clase media limeña que visita cabinas de Internet, tiene encuentros eróticos grabados en hostales, se cita en chifas al paso, frecuenta centros comerciales donde se rinde tributo al simulacro en versión cosplay, alimenta a Cholotube y sitios de vídeo porno amateur, o consume ácido en las alturas de una huaca de Magdalena o de cualquier otro barrio tradicional. Una modernidad que contrasta —o se completa— con el apego a supersticiones arcaicas, creencias esotéricas o prácticas culturales ancestrales de los Andes, como el examen de los presagios contenidos en las entrañas de un cuy. La existencia de una modernidad mestiza o híbrida en una ciudad donde coexisten lo ancestral con lo electrónico es el punto de partida de la película y el concepto que la articula.
Esta deriva citadina es grabada con un apego realista que se aleja de las ambiciones alegórico-experimentales que lucen otras películas de Molero. Son viñetas que se enmarcan en un contexto de texturas virtuales que toman el íntegro del encuadre una y otra vez: para que luzca pixeleado, o dropeado, o repartido en zonas con representaciones diversas, como en un mosaico de múltiples pantallas compartidas por gifs animados, gráficos en tercera dimensión y fragmentos de grabaciones contenidas en YouTube.
Ricardo Bedoya
Esta nota sobre la película condensa el texto aparecido en el libro “El cine peruano en tiempos digitales”