Videofilia (y otros síndromes virales): una opinión de Emilio Bustamante

Se ha estrenado Videofilia (y otros síndromes virales) de Juan Daniel F. Molero, Tiger Award en Rotterdam 2015.

El filme ofrece una mirada sobre cierta juventud limeña de clase media, sus prácticas y escenarios: chats y sexo por webcam, videos porno domésticos, snuff movies, videojuegos, drogas alucinógenas, cosplay,  cabinas, casas antiguas y ruinosas, habitaciones húmedas y estrechas, calles oscuras, manifestaciones contra el fujimorismo, conciertos de rock, música tecno, restaurantes misios,  puestos de películas porno y consultorios de curanderas. Una (pos)modernidad  digital, marginal y patológica que parecería distópica si no la reconociéramos actual y cotidiana. El tratamiento audiovisual y la textura de la imagen van acorde con ella: el encuadre semeja frecuentemente una pantalla de computadora atacada por un virus y el efecto de los alucinógenos en los personajes se simboliza con la pixelación-desintegración-fusión de los cuerpos representados.

Carlos Esquives y otros críticos ya ha apuntado la relación de Videofilia con el cine de Cronenberg. Habría que precisar que la impronta del director canadiense se halla presente en el concepto mismo de virus que el título de la película refiere. Un virus es un agente infeccioso que entra al organismo, se funde con este y lo transforma. En las películas de Cronenberg el virus adquiere diversas formas, entre ellas la de la droga (Naked Lunch),  los medios (Videodrome, eXistenZ) o la política (The Dead Zone), y termina por controlar la mente y el cuerpo de los personajes.

En Videofilia el virus informático es metáfora de otros agentes. Como en los filmes de Cronenberg, el control de la mente y el cuerpo lo asumen sustancias que cambian la química del organismo (la droga) o tecnologías y discursos (internet y la política). La Lima de Videofilia es una ciudad infectada, donde son percibidos como virus ciertos movimientos políticos (el fujimorismo y la extrema izquierda) que no gobiernan el país pero tampoco han muerto, y siguen ejerciendo influencia en la conciencia y la conducta de las personas.

En cuanto a los alucinógenos, el dealer en Videofilia recomienda a Rosa y Luz anular el monólogo interior que puede producir un bad trip bajo el influjo de la droga. Es decir, someterse al “virus”, evitar conflictos, y gozar. En el mismo sentido parece filosofar el  vendedor de videos porno cuando dice que lo virtual ya no se puede distinguir de lo real, pues todo está pixeleado, fragmentado, no hay orden y lo único que queda es vacilarse; sin embargo, de inmediato le exige a Junior que ordene su video si quiere venderlo. Conscientemente o no, en Videofilia el disfrute  individualista posmoderno se presenta sometido a las necesidades de supervivencia y al mercado. La libertad del cuerpo es un simulacro con finalidad mercantil (el video porno de Junior con Luz de protagonista), o un deseo frustrado (representado en la imposibilidad de Junior y Luz de entrar al muy venido a menos Hostal Libertad). La “superconciencia” del control vinculado al lucro se manifiesta con la aparición de Anonymus en las pantallas y su denuncia de que Facebook  maneja y vende la información que obtiene de sus usuarios.

Si lo digital y lo mediático, como los alucinógenos, controlan las mentes y cuerpos, fragmentando y fusionando identidades, la débil conciencia de ese control se instala como paranoia en los sujetos. En Junior, quien busca mensajes cifrados en los titulares de diarios chicha; en Luz, quien experimenta la revelación onírica de que ella es en realidad la mascota de su Furby.

La alienación campea y el amor se halla ausente. Las relaciones nacen virtualmente y derivan en la manipulación y la explotación de mentes y cuerpos, con lo que se reproduce el sistema.  Junior usa a Luz para hacer un video porno que pueda vender; Luz –más “libertaria”- se vale de Junior para hacer una falsa snuff movie que le permita escapar, desaparecer, desvanecerse como lo hace su imagen de la pantalla… aunque quizá nunca sabremos si “realmente” ha urdido esa trama o lo que vemos es otra fantasía paranoide de Junior.

Pocas películas peruanas han captado tan bien como Videofilia  el aire de los tiempos.

Emilio Bustamante

3 thoughts on “Videofilia (y otros síndromes virales): una opinión de Emilio Bustamante

  1. Aquí en Arequipa vivimos en el desierto cinematográfico. Ni por milagro conoceremos estas películas.

    • Hola Miguel Angel, pues en realidad la película se va a proyectar en Arequipa muy pronto. Sigue el facebook de Videofilia para estar al tanto de esa proyección.

      Saludos!

  2. No se si serás un amigo del director pero esta película me parece una porqueria, y que compares a Cronenberg es algo gracioso imposible q se compare, además q tienen q ver el título videofilia si lo q resalta es si es virus, lo invasivo, las drogas nada que ver con el titulo, no conmueve es puro morbo y nada estetico, como apreciar o para que sea de culto. En verdad he visto tetsuo y esa película es genial es morbosa pero genial pero esta película se compara con chicha tumare o con otras asco. Películas buenas peruanas como Juliana creo q es el título no se comparan cn está porque ira.

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