Almas que penan

                        

No se pierdan “Almas que penan” (“The Pact”), de Nicholas McCarthy. Es una atractiva película de terror, con el aire de los años setenta. Pequeña, barata, con actores poco conocidos y con la acción centrada en una casa que concentra varias tradiciones del género. Por un lado, parece cotidiana y normal, aunque algo machacada por el tiempo. Por otro lado, es el perfecto ambiente gótico que enciera el secreto tras la puerta. Todo en la película tiene un pie en el pasado y otro aquí y ahora. En las nuevas tecnologías de la comunicación y en el miedo que llega del pasado. 

La película empieza como un filme de fantasmas pero luego aparecen otros datos que sorprenden. Es también un drama familiar y un filme criminal. Pero ninguno de esos “desvíos” le hace perder su carácter central: predomina el clima fantástico. Lo paranormal está presente pero interviene con extraordinaria discreción. Los efectos especiales y el estrépito están modulados y controlados al milímetro. Los hechos extraordinarios tienen la fuerza de lo físico y no la pinta de los fuegos de artificio: un empujón súbito y doloroso que hace volar a Caity Lotz (la actriz protagonista y el punto fuerte de la película) y a otra cosa.

Para el director McCarthy (admirador de las películas de Val Lewton, y se nota), los climas son más importantes que los sacudones. La cámara panea y se detiene en una puerta cerrada y la atmósfera se torna amenazante. El miedo se encuentra aquí con los secretos de familia y la memoria desdichada del maltrato infantil.   

Ricardo Bedoya

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