Jerry Lewis (1926-2017)

Muere uno de los mejores.

Jerry Lewis nos hacía reír aun cuando algo perturbara la plenitud del goce. Tal vez fuera el comprobar su bloqueo ante las incitaciones del erotismo y la impotencia que le impedía cumplir las exigencias del mundo adulto. Las muecas y contorsiones de Jerry eran respuestas hilarantes pero angustiadas ante el orden impuesto por la sensatez y el sentido común de los otros.

Sus gags recurrentes, basados en la sublevación de los objetos, daban cuenta de esa inadecuación con el mundo: Jerry era incapaz de poner en acción una maquinaria o de echar a andar un engranaje. Cada intento llevaba consigo la amenaza del fracaso y el cumplimiento del desastre. En “Smorgasbord”, una de sus películas finales, convirtió su dolor corporal en humor delirante y en incómoda performance.

Fue un actor físico, un comediante camaleónico como pocos y un director visionario.

Hay que ver “El profesor chiflado” (en la foto) y “El terror de las chicas” para entender la dimensión de sus aportes y la admiración que le tenían Godard y lo mejor del cine y de la crítica de inicios de los años sesenta.  Películas como “El botones”, “El ingenuo”, “Las joyas de la familia”, “El bocón”, “Tres en un sofá”, entre otras, echaron por la borda cualquier asomo de realismo, equilibrio o moderación a fuerza de absurdo, exageración, insólitos y audaces efectos de distanciamiento (“El terror de las chicas” prefigura “Tout va bien”, de Godard), rupturas de la continuidad narrativa clásica, parentesco con el “cartoon”, estilización visual, colores chirriantes, puestas en abismo constantes, juegos autorreferenciales.

Fue además -acaso sin proponérselo- un cronista de su época: las películas de Lewis, como las de Frank Tashlin (que dirigió a Jerry muchas veces, convirtiéndose en su referente, de un modo que recuerda a Eastwood y su filiación con Siegel y Leone), satirizan las apetencias y frustraciones del estadounidense de esos años, enfrentado, con deseo y pavor, a los mundos del consumo y de la abundancia. Filmes que retratan y celebran las formas, colores y gestos de la cultura pop.

Como en el caso de Orson Welles, nos queda por ver un título póstumo, “El día que el payaso lloró”. Aquí pueden ver un reportaje sobre esa película. Habrá que esperar, tal vez, hasta el 2025.

Ricardo Bedoya

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