“Taste of Cement”, de Ziad Kalthoum, muestra a trabajadores sirios construyendo un edificio en Beirut. Lejos de la demolición de su país, a causa de la guerra, los hombres viven en aislamiento, como si padeciesen un régimen de libertad restringida. Articulada sobre oposiciones netas, la película contrasta la inmensidad del horizonte de Beirut visto desde las alturas con el confinamiento. Alterna la experiencia sofocante del encierro con la ansiedad por estar allá, cerca de la patria, donde ocurre una tragedia que se transmite por los medios de comunicación.

Oposición entre la aridez del trabajo cotidiano y las fantasías de libertad. Contraste entre el Líbano destruido en el pasado y la Siria de hoy.  Entre la proximidad de los sentidos concentrados en las informaciones y el desdén oficial por la situación de los refugiados. Entre la mirada panorámica sobre la ciudad y su historia y la estrechez del lugar donde malviven los constructores. La voz over narra historias de resistencia individual y reflexiona sobre el destino de los trabajadores y su exilio permanente. La presencia de esa voz debilita, con sus acentuaciones poéticas, la fuerza neta de las imágenes.

El montaje paralelo de los tanques que destruyen las ciudades sirias mientras se edifica en Beirut, añade una cuota de didactismo innecesario por redundante.      

Ricardo Bedoya