Rosa, misticismo y sexualidad, por José Carlos Cabrejo

Uno de los aspectos más interesantes en “Rosa Mística” es cómo se extrae a la santa de la mera estampita en que la conocemos, a través de sugerencias sexuales. Al inicio de la película, la protagonista, entre árboles, mira al cielo nocturno y siente aparentemente la invisible presencia de Dios. El corte de la edición muestra a continuación un plano detalle del fuego intenso de la chimenea, cerca de la cual su padre le habla del fuego que purifica la materia.

Ese fuego que acompaña la imagen de Rosa en las escenas interiores de la casa de sus padres, en efecto, se asocia con la relación del personaje con su cuerpo como una materia a purificar, o que más bien desea superar para alcanzar lo divino, en la línea de la afirmación de Juan 6, 63 (“Es el espíritu quien da vida, la carne no vale nada”). Pero, ese fuego se vincula aún más con el deseo ardiente de Rosa por Cristo.

Ese ardor se siente en la escena del éxtasis de Rosa, en que sus ojos parpadean y se blanquean como si experimentara un orgasmo, hasta desvanecerse ante la imagen de la cruz; en el encuadre en que ella se acerca a las llagas del pecho de un Cristo de madera, para besarlas; y en la escena que le da un mayor sentido a dicho encuadre: unas autoridades religiosas le exigen a Rosa que describa, como si se tratara de Juana de Arco, las visiones que tiene de Cristo, y en relación a una de ellas, señala que vio a Jesús derramando de sus heridas sangre que parece miel, y que deseaba probarla.

Bajo esa estructura de sentido, otros diálogos revelan posibles lecturas de la fantasía de Rosa con Cristo. A una superiora, la protagonista le dice que llegó a llorar tanto que su ropa quedó húmeda, y que ese llanto fue producido por su Señor; en otro momento, por oposición, encontramos que al quejarse por ayudar al prójimo y de no poder realizar sus ejercicios dedicados a Jesús, exclama: “¡Estoy seca!, ¡Estoy seca!…”.

No es casual la vinculación del proceso místico con el erotismo. Ella se puede identificar en el San Juan de la Cruz de la obra poética “Cántico espiritual”, en la que se halla ese “Esposo Cristo” al cual Rosa, como el Alma que describe el vate español, se siente entregada totalmente. Él es el Amado ante el cual cualquier hombre que se aproxime para convertirla en su pareja matrimonial puede incluso ser la encarnación del maligno, del inmundo, que se confunde fantasmalmente con un can que ladra para perturbar sus meditaciones.

En “Cántico espiritual”, el Alma cuenta que bebió de su Amado Cristo en su “interior bodega”: “Allí me dio su pecho, allí me enseñó ciencia muy sabrosa”. Ese acercamiento a Jesús visualizado como alguien que da de beber de su propio cuerpo es parte de la intensa fantasía que invade a Rosa. La referencia sagrada a la miel que hace ella también se puede encontrar en un pasaje de “Llama de amor viva“ del mismo San Juan de la Cruz: “oh toque delicado, cuya delicadeza es más sutil y más curiosa que todas las sutilezas y hermosuras de las criaturas con infinito exceso, y más dulce y sabroso que la miel y que el panal, pues que sabes a vida eterna, que tanto me la das a gustar cuanto más íntimamente me tocas…”.

Los encuadres quietos y la ausencia de cualquier acento musical en las escenas en que la protagonista se encuentra en un estado de aislamiento leyendo, pensando en su Amado, o escuchando solo sus propios gemidos ante los azotes que ella misma se propina, parecen ser el reflejo de aquel pasaje del “Cántico espiritual” que describe “la música callada, la soledad sonora”.

Pero ese erotismo de la película también se conecta con la propia poesía de Santa Rosa de Lima, específicamente con aquel famoso verso que escribió y que dice “por amarte padezco dulce violencia”, la que se encarna en los momentos en que diversos objetos punzantes penetran su piel, hasta hacerla sangrar.

Se puede cuestionar más de un aspecto de “Rosa Mística”. Sobre todo, es una película que debió durar mucho menos. Hay escenas que sobran y que además rompen con su sombría atmósfera de exploración interior, en particular la secuencia de la amenaza pirata, narrada por momentos con un ritmo trepidante y una música demasiado enfática, y que de ser removida no afectaría al propio relato como tal. Esas escenas que se sienten demás, casi como meras anécdotas, hacen perder la tensa serenidad que va construyendo la película.

Más allá de ello, lo mejor de “Rosa Mística” está justamente en esas escenas en que el personaje principal confronta su fe con autoridades de la Iglesia, en medio de una fotografía tenebrista que parece devorarla; en las secuencias en que la protagonista deambula entre la realidad y la fantasmagoría del desvarío o la pesadilla, y en la propia actuación de Fiorella Pennano, que da carnalidad a esos parlamentos recitados. No solo su cuerpo que palidece o se estremece, sino sus propios alaridos, sinestésicos al transmitir el dolor más profundo y agónico de Santa Rosa de Lima.

José Carlos Cabrejo

3 thoughts on “Rosa, misticismo y sexualidad, por José Carlos Cabrejo

  1. Discutible pero interesante punto de vista de Cabrejos sobre una película que ha creado polémica. De todas maneras, Tamayo ha hecho un trabajo digno y esmerado con una producción impecable. Al respecto estuve esperando la reseña de León Frías en “Somos” pero caí en la cuenta que ya no sale desde hace varios sábados. No sé qué habrá pasado con “Chacho” pero lo que sí es seguro es que los Domingos continúa en “El Comercio” Sebastián Pimentel quien ha indicado que la película “contiene los estereotipos más obvios” o sea justamente aquello de lo que en realidad se aleja. Esto para mí no es una opinión sino un exabrupto. No entiendo cómo esta persona sigue fungiendo de crítico en un diario de tanta importancia y que sus artículos reboten incluso en páginas web del extranjero. No hay nada que hacer: el mundo está al revés.

  2. Hola Alberto, no he seguido escribiendo en “Somos” porque han hecho recortes de colaboradores y la crítica de cine suele ser víctima de estos recortes, a no ser que uno sea periodista de planta, que no es mi caso. Gracias.

  3. Buen texto José Carlos.
    No sé si pudiste leerlo, en esta entrevista que le hicimos a Tamayo se refiere a la lectura sexual que se podría hacer de su Rosa. Esto nos dijo:

    “- El otro día me dijeron que esa escena parecía un orgasmo, pero no tiene nada que ver con el orgasmo, su manifestación exterior es parecida.

    – Siendo espectadores de esta época, al ver esa reacción física de Rosa podemos tener esa primera impresión…

    – Es que proyectamos nuestros conceptos de hoy, y todo lo que nos parezca distinto tiene que ser loco, extraño o equivocado, esa es la naturaleza humana que yo aprendí a no creer.”
    https://www.cinencuentro.com/2018/09/11/entrevista-augusto-tamayo-san-roman-pelicula-rosa-mistica/

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