Películas preferidas de 2018: Ricardo Bedoya

Image result for un beau soleil interieur

 

Excepcionales (por orden de preferencia)

Un beau soleil interieur, de Claire Denis (En la foto)

El hilo fantasma, de Paul Thomas Anderson (estrenada)

Le livre d’image, de Jean-Luc Godard (exhibida)

24 frames, de Abbas Kiarostami (exhibida)

La ceniza es del más puro de los blancos, de Jia Zhanke (exhibida)

El laberinto, de Laura Huertas Millán

 

Notables (sin orden de preferencia)

Mektoub, My Love: Canto Uno, de Abdellatif Kechiche.

The Post, los oscuros secretos del Pentágono, de Steven Spielberg (estrenada)

En tránsito, de Christian Petzold (exhibida)

Sol negro, de Laura Huertas Millán

Tirez la langue, Mademoiselle, de Axelle Ropert

Lucky, de John Carroll Lynch

Leave No Trace, de Debra Granik

El árbol, de André Gil Mata (exhibida)

Querido hijo (Weldi), de Mohamed Ben Attia (exhibida)

La soledad es un cuerpo que cae, de Agustina Comedi (exhibida)

La casa junto al mar, de Robert Guédiguian (exhibida)

Tesnota, de Kantemir Balagov (exhibida)

Grass, de Hong Sang-soo (exhibida)

The Rider, de Chloé Zhao (exhibida)

Barbara, de Mathieu Amalric (exhibida)

Burning, de Lee Chang-dong

Era uma Vez Brasília, de Adirley Queirós (exhibida)

Misión imposible: Repercusión, de Christopher McQuarrie  (estrenada)

Apóyate en mí, de Andrew Haigh (estrenada)

Operación Overlord, de Julius Avery (estrenada)

Proyecto Florida, de Sean Baker (estrenada)

Good Time: Viviendo al límite, de Benny y Josh Safdie (estrenada)

La desaparición, de Constantin Popescu (exhibida)

Felicité, de Alain Gomis (exhibida)

Shéhérazade, de Jean-Bertrand Marlin (exhibida)

Season of the Devil (Ang panahon ng halimaw), de Lav Díaz (exhibida)

First Reformed, de Paul Schrader

Tarde para morir joven, de Dominga Sotomayor (exhibida)

Arábia, de Joao Dumans y Affonso Uchoa (exhibida)

El largo viaje del día hacia la noche, de Bi Gan (exhibida)

El primer hombre en la luna, de Damien Chazelle (estrenada)

Zama, de Lucrecia Martel (estrenada)

Wiñaypacha, de Óscar Catacora (estrenada)

 

Películas peruanas preferidas

Los cortos Leche para dos, de Diego Bedoya,  y Desecho, de Julio O. Ramos. También el largometraje Bullying Maldito, de Mélinton Eusebio.

No considero a las películas peruanas que se vieron en festivales y que podrían estrenarse o tener una exhibición más amplia en 2019.

 

Decepciones

El legado del diablo (Hereditary, estrenada)

Les garçons sauvages

The Grand Bizarre

The House That Jack Built

Las buenas maneras

Muere, monstruo, muere

Un couteau dans le coeur

Mandy

You Were Never Really Here

Sorry to Bother You

Nuestro tiempo

 

Las mejores de décadas anteriores (solo 10)

Yukiguni, de Shiro Toyoda

Patria, de Susana Barriga

Cómo construir un barco, de Susana Barriga

Grandeur et décadence d’un petit commerce de cinéma, de Jean-Luc Godard (exhibida)

Try and Get Me!, de Cy Endfield

Hell Drivers, de Cy Endfield

Crashout, de Lewis R. Foster

The Travelling Executioner, de Jack Smight

I Bury the Living, de Albert Band

Al otro lado del viento, de Orson Welles.

 

Ricardo Bedoya

6 thoughts on “Películas preferidas de 2018: Ricardo Bedoya

  1. En tu critica de “el primer hombre en la luna” de Chazelle indicaste que “no era una pelicula excelente ni mucho menos”, sin embargo aqui la pones entre tus notables, entonces?

    • Sí, Javier, El primer hombre en la luna no me parece excelente, pero me parece notable porque gana en la memoria, es distinta a todo el adocenado cine de “gran espectáculo”, y deja impresiones fuertes. Me parece la mejor película de Chazelle y al momento de hacer la lista sentí que tenía más poder que otras -incluso estimables, como “Roma”- que vi en 2018. Ojalá las películas de “multicines” tuvieran solo una pizca del estilo y visión personal de “El primer hombre en la luna”.

      Por otro lado, las películas no son mensajes grabados en piedra. Cambian, como cambiamos los que las vemos. Algunas crecen; otras se diluyen. A otras las vas entendiendo mejor. Unas se van; otras se quedan contigo. Las listas, que son resúmenes, juegos y balances provisionales, permiten apreciar el conjunto de lo que viste. Cotejar las películas es muy útil y les da nuevas perspectivas.

      Ricardo Bedoya

  2. En realidad sólo son 7 las películas “estrenadas” de su lista que corresponden al año en curso. Ya que Zama, Wiñaypacha y Good Time fueron “exhibidas” el 2017 y ya no deberían entrar en las listas de este año porque se estaria incurriendo en duplicación. Además el “estreno” de estas películas se dio en la práctica en una sola sala y por una semana. Salvo Wiñaypacha que, a regañadientes y en la peor sala del Alcázar, duró creo 2 semanas. Si Federico de Cárdenas estuviera vivo quizá también hubiera hecho una lista de cartelera comercial y otra de Festivales pero como cada año hubiera repetido su decepción por la pobreza de la oferta en las cadenas de Multicines y solo hubiera mencionado unas 5 o 6 que se estrenaron ahí. Lo que estoy pidiendo, si no se han dado cuenta, es que se haga una campaña en serio para que los peruanos podamos ver más películas de autor, premiadas, culturales, buenas o simplemente interesantes sin necesidad de ir corriendo a los Festivales para ver la única función. Pero esto no se va a lograr si caemos en el juego de estos señores que están demostrando tener un lobby más grande que el del Hotel Sheraton.

    • No sé si seas muy joven, Alberto, y no te hayas enterado, pero esa campaña por tener un mejor cine la llevamos desde los años setenta. En los medios, casi como una letanía, se ha repetido el reclamo desde entonces. Por supuesto que es preciso insistir aun cuando mi escepticismo ha ido creciendo con los años, sobre todo desde que se impuso el dogma del culto al mercado. Y más aún si comprobamos que esa realidad que constatas, Alberto, es internacional. Lo mismo puede decirse en muchos otros países de la región.

      Las iniciativas de creación de festivales, muestras y similares nacen de la insatisfacción con esa situación. Resultan empeños pasajeros, focalizados, no rentables y minoritarios, pero es lo que se puede hacer si afrontamos el asunto con cierto realismo y sentido práctico.

      Estoy de acuerdo con realizar una “campaña en serio”, pero para iniciarla hay que partir de propuestas muy concretas que serán examinadas por políticos y por el Ministerio de Economía, ese muro que, en las últimas dos décadas, ha impedido el paso de todo tipo de iniciativas destinadas a cambiar la situación del cine en el Perú. Para eso tiene que haber un debate porque no es suficiente con indignarse y denunciar el problema. De eso, ya tuvimos bastante. Son muchos los asuntos a discutir, desde la formación de públicos hasta las cuotas de pantalla. Y examinar las prácticas abusivas de la exhibición, como la saturación de pantallas en ciertos estrenos, la exclusión de otros, el doblaje, y muchos más. Que se abra el debate.

      Ricardo Bedoya

  3. Yo agregaría que, al menos desde los años sesenta, y en concreto desde la aparición de Hablemos de Cine en 1965, ha habido una denuncia constante de los abusos de las distribuidoras, de la estrechez del mercado y de la exclusión de un cine con mayores inquietudes creativas. Pero mucho antes ya se venía señalando esa situación y en la década de 1950 son muchas las voces que se elevaron para protestar por ello entre los pocos críticos que había y los sectores intelectuales. A comienzos de los sesenta, uno de los mas activos propulsores de la “ampliación” de la cartelera fue Armando Robles Godoy y de ello da cuenta Emilio Bustamante en una investigación que viene realizando y que debe convertirse pronto en un libro. Tengo documentación, que podría servir para una tesis y/o para un libro sobre esa sub-trama de la novela de la exhibición de cine en el Perú y que podríamos resumir en la inconformidad frente al estado de la cartelera. Igual que Ricardo, hace tiempo que no guardo muchas esperanzas en que las cosas cambien, pero igual sigo protestando y seguiré haciéndolo. A no ser que el Estado cree condiciones que favorezcan una apertura de la cartelera, va a ser muy difícil que las implacables leyes del mercado puedan modificar el estado de cosas al que, los consumidores, en este caso los asistentes a las salas de cine, contribuyen de manera efectiva. Por ejemplo, y aunque nos resulta duro aceptarlo, los indicios señalan que es creciente la demanda del doblaje, eso que a algunos nos parece una barbaridad. Suelo preguntar en las boleterías de los cines y compruebo allí que el pedido de las versiones dobladas, cuando no las hay, es mucho mayor de lo que uno podría pensar, incluso en las salas de El Pacífico y el Jockey Plaza, lo que me hace sentir (y eso lo siento desde que empecé en estas faenas) que somos unos pocos quijotes luchando contra pantallas, como el Don Quijote de Orson Welles en la película inconclusa. Incluso, en estos tiempos en que las pantallas de uso individual cubren las expectativas de muchos cinéfilos, las posibilidades de hacer algo a favor del cambio se reducen. Pero hay que intentarlo, y Alberto puede ser uno de los que apoye de manera más activa las iniciativas que puedan impulsarse, pese a todas las incertidumbres que se ciernen sobre cualquier posibilidad de cambio.

  4. Una aclaración para Alberto: las exhibiciones de Zama, Wiñaypacha y Good Time en el 2017 no califican como estrenos. Serían, en todo caso, pre-estrenos o funciones especiales. Los estrenos suponen al menos una permanencia con un mínimo semanal en cartelera (ampliando la cartelera a las salas alternativas, como sería la sala azul del CCPUCP). El estreno permite, al menos potencialmente, que un mayor número de interesados pueda asistir a la sala, lo que no ocurre con las proyecciones de festivales o muestras, que se limitan a uno o dos pases en la mayor parte de los casos. No es duplicación si uno pone en sus listas de estrenos en festivales del 2017 a una de esas tres películas aludidas, y las pone más adelante en la lista de estrenos comerciales del 2018. Puede crear confusión el uso de Estrenos No comerciales, culturales o alternativos, porque en rigor no son estrenos. Sería mejor decir Exhibiciones no comerciales, culturales o alternativas. Pero, bueno, va a ser muy difícil modificar ese uso, a no ser que al menos en el espacio de Páginas del Diario de Satán Ricardo establezca sus propias normas, pero tampoco se trata de imponer algo así como las normas APA para los trabajos de tesis y similares.

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

*
*
Website