Berlinale 2021: Primer día

Beauvois (@xavierbeauvois1) | Twitter

Agotadora, pero estimulante, primera jornada de la Berlinale virtual.

Participando en el Mercado, aprovecho para ver las películas programadas en las diversas secciones (Competencia, Panorama, Fórum, Generation, Fórum expandido, Berlinale especial) y algunas provenientes de otros festivales.

El balance del primer día es irregular. Solo un título notable: “Albatros”, de Xavier Beauvois, que combina la tensión del día a día de un gendarme enfrentado a la violencia cotidiana con la serena contemplación del hombre que restablece su equilibrio emocional en el mar. No es la vuelta al universo de “El pequeño teniente”, la película que Beauvois realizó en 2005. O tal vez lo sea, pero decantada por la capacidad de observación, la sensibilidad y la madurez que ha ido desarrollando el realizador en películas como “De dioses y hombres” y “Las guardianas”.

“Albatros” es el retrato de un hombre jovial y frágil (excepcional Jérémie Rénier), que desarrolla un oficio que lo vincula con el peligro y la muerte, pero también con los problemas del mundo rural, de esos campesinos y ganaderos que enfrentan la crisis económica, se apegan a lo tradicional y ven con desconfianza las normas europeas que llegan de Bruselas. Beauvois  describe con austeridad ese entorno rural en el que se fermentan los populismos de derecha. Y es ahí que estalla el conflicto. El gendarme y el ganadero quedan frente a frente y se produce lo inesperado.

De la crispación se pasa al desánimo, hasta que Beauvois abre su relato al lirismo y a un sentido sosegado de la aventura. En “Albatros” todos tienen sus razones para actuar como lo hacen y Beauvois tiene el equilibrio suficiente para comprenderlos y no juzgarlos. La media hora final de la película tiene la serena fluencia de los clásicos.

“Memory Box”, de Joana Hadjithomas y Khalil Joreige, dramatiza un asunto que resulta recurrente en cierta franja del documental de hoy: la hija que escudriña el pasado de la madre y, por extensión, de su familia.  La joven Alex (Paloma Vauthier) vive en Montreal con su madre, Maia (Rim Turki), inmigrante libanesa. Maia salió de Beirut rumbo a Canadá, junto a su madre, luego de acabada la guerra en ese país. Alex sabe poco de su familia y pregunta, pero no recibe respuestas claras. Un día, el correo trae una caja para Maia. La abuela aconseja no abrirla luego de ver que contiene los diarios de juventud de la madre de Alex, la correspondencia que mantuvo con una amiga emigrada a Francia durante la guerra y muchas fotos y recuerdos.

Tres mujeres, abuela, madre y nieta, encarnan  posiciones diferentes frente al pasado: el olvido, la memoria que inquieta, y la posmemoria que interroga. La película alterna tiempos y puntos de vista. Alex emprende una pesquisa secreta, revisa los documentos y cartas de la madre, recupera las fotos. Construye hipótesis y necesita entender el silencio de la madre. La acompañamos en su búsqueda. Los objetos materiales dan pie a la reconstrucción del pasado y a la inclusión de imágenes de la época. Las representaciones del pasado llevan sobreimpresas las marcas de la guerra, el resplandor de las bombas y los fondos de Beirut destruido. Las imágenes se queman como se calcinaban antes los fotogramas de los viejos rollos de las películas de celuloide al detenerse su proyección por algún desperfecto de la máquina.

Lo mejor de la película se concentra en esos momentos: cuando Alex rebusca la caja de memoria, imagina el pasado, se contrasta con la imagen juvenil de su madre.  Menos atractiva resulta la segunda parte, cuando el punto de vista de la madre toma la posta y su relato se impone. Entonces, “Memory Box” se torna ilustrativa, pierde impulso y baja la guardia. Aun así, es una película sólida y apreciable.

La turca “Brother’s Keeper”, de Ferit Karahan, se ambienta en un internado escolar ubicado en Anatolia. Los niños kurdos son sometidos a un régimen de extrema severidad. Mejor dicho, de crueldad y sadismo burocrático. Uno de esos niños enferma y su amigo más cercano se hace cargo de él, enfrentando la indolencia de los administradores de la institución. La cámara en mano es permanente. La impresión de que todo ocurre en tiempo real, también lo es. La crónica realista desmonta la estupidez del sistema, la frivolidad del director y la corrupción que atraviesa a la institución. El clima gélido que rodea el lugar, aislado en una tormenta de nieve, se extiende al tratamiento monocromático de la película. El punto fuerte es la creciente intensidad de sus acciones. El débil, el trazo grueso de algunos personajes.

Decepcionante “Riders of Justice”  (“Retfærdighedens ryttere”), del danés Anders Thomas Jensen, con un Mads Mikkelsen convertido en una suerte de Lian Neeson de “Taken”, pero acompañado por tres chiflados que parodian las teorías conspirativas que se difunden por todo lado. Narrada con vigor y humor, la película entretiene, pero ahí nomás. Fue el título que inauguró el reciente Festival de Rotterdam.

Vi otras películas, como “The Most Beautiful Boy in the World”, un documental sobre el actor Björn Andresen, el Tadzio de “Muerte en Venecia”, de Luchino Visconti, y “The First 54 Years: An Abbreviated Manual for Military Occupation”, del israelí Avi Mograbi, pero las comentaré en otro post.

Ricardo Bedoya

3 thoughts on “Berlinale 2021: Primer día

  1. Buen comienzo, Ricardo. El cine sigue su marcha, pese a todo. Berlin es la primera vitrina del año.

  2. Por supuesto que el cine sigue su marcha a pesar de la pandemia pero solo los críticos reconocidos y algunos periodistas pueden ver la Berlinale y otros festivales de renombre mundial. O sea que, en vez de aminorar, más bien la brecha cultural se ha acrecentado a favor de una ínfima minoría. Dónde está la gracia?

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