En el blog que administra en “El Comercio”, Fernando Vivas responde a los comentarios que hice en el artículo sobre “A los 40”. Aquí va la respuesta:
“Cine peruano con fuga de Tondero
Al escribir sobre “A los 40″ subrayé la juventud de su director Bruno Ascenzo como un problema para la película. Insisto en el punto a pesar de que Bruno ha protestado, en varias entrevistas, afirmado su derecho a filmar lo que le dé la gana a sus 29 abriles. E insisto a pesar del regaño de mi amigo Ricardo Bedoya que en su imperdible web para cinéflos, Páginas del diario de satán ningunea mi argumento.
Claro que sería absurdo yo sugiriera una pauta para el mercado cinematográfico, algo así como ‘filma sobre tu edad y no friegues’. Lo que he pretendido es tan simple como soltar una consideración analítica para esta película en particular.
Ricardo evoca ejemplos sagrados como “Ciudadano Kane” o “Amour”. ¡Claro que celebro la libertad y la habilidad de los autores para lidiar con la intensidad y la decadencia de edades que no han vivido! Podría añadir centenas de casos en el mismo sentido, pero me basta uno solo: el cortometraje “Angelita”, sobre una anciana solitaria y deprimida ¿Quién lo dirigió? Pues Bruno Ascenzo cuando apenas tenía veinte y pico. Lo vi en una función con el propio Bruno y lo felicité. Quedé convencido que estaba ante un cineasta promisorio y siento que no me he equivocado, a pesar de mi decepción con “A los 40”. Esa vez ni se me pasó por la cabeza que, al ser Angelita un personaje terminal, estaba ante la impertinencia de un chiquiviejo.
¿Por qué, entonces, me friega la edad de Bruno en “A los 40”? Se los digo facilito. Porque esta película se nos ha ofrecido, desde su promoción, como una comedia generacional, donde los referentes culturales, la nostalgia y la comparación entre lo que sus protagonistas fueron en el colegio y lo son a sus cuarentas, juegan un papel central. Una película así está impregnada de pequeños detalles que pueden escapársele a quien no ha pasado por las experiencias de sus personajes/actores. Una comedia así, por más ligera que sea, por más afecta al gag y flexible en su estructura, adquiere un valor de testimonio de una generación, desde que el público ve a un puñado de rostros famosos y coetáneos jugando con sus nostalgias.
Por supuesto que un talento y un cuidado excepcional podrían cubrir esos riesgos. No ha sido ese el caso. El propio Ricardo en su severa crítica a la película, habla del ‘pasado exorcizado’, de la presencia forzada de Carlos Alcántara y de otras debilidades que insisto en que sí guardan relación con la edad del guionista-director.
Hay una razón adicional que comparto con El Búho, el columnista del Trome. “Asu mare”, el previo éxito de Tondero, la empresa productora de “A los 40”, sí nos dio, con consistencia, ese relato de una generación que intensificó la identificación del público de distintas edades. No había que ser coetáneo de Cachín, como yo que le llevo un par de años, para percibir el alineamiento de los puntos de vista sentimentales e históricos. El tiempo, con mayúscula y con minúscula, el de los autores y el del relato, estuvo preciso en “Asu mare” como no lo está en “A los 40”. Quizá fui ingenuo en pensar que esta fuga de carcajadas de Tondero iba a mantener la misma consistencia de su taquillazo insignia. Espero más de la próxima película de Bruno.”
Fernando Vivas