Festival de Lima: Matar a un hombre

 

Otro título clave en la competencia oficial: “Matar a un hombre”, del chileno Alejandro Fernández Almendras.

Todo es fronterizo en esta película fría, seca y apasionante. El pequeño pueblo que colinda con el bosque y con el mar. El límite que marcan los contrastes entre el pequeño mundo de la familia y la dimensión abierta del océano. La extensión del horizonte y la estrechez de las peñas donde se realiza el rito bárbaro de la “sepultura”. Pero, sobre todo, los linderos muy frágiles que separan al hombre común del vengador; y al justiciero del bárbaro.

Fernández Almendras, director de la notable “Sentado frente al fuego”, describe trayectorias y derivas. No psicologiza ni juzga. Los hechos están ahí y los personajes tienen el espesor suficiente para que sus acciones hablen por sí mismas.

Pero, al mismo tiempo, establece las reglas mínimas del conflicto y el suspenso. “Matar a un hombre” es un thriller deconstruido. Las tensiones son convertidas en esperas. Los picos de emoción tradicionales se revierten y las sorpresas desaparecen. Y es que todo tiene aquí una lógica ineluctable, que recuerda a las películas de Fritz Lang: la ira del justo no lleva a la apoteosis del triunfador; por el contrario, lo enfrenta a sus propios demonios y termina humillándolo.

Ricardo Bedoya

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