Los juegos del hambre: Sinsajo, parte final

Los juegos del hambre” es, sin duda, la más atractiva de todas las sagas fílmicas basadas en novelas para adolescentes. Tal vez porque se asimila al género de aventuras sin caer en ñoñerías, apelando a la acción neta y vectorial, sin distracciones ni sentimentalismo. También porque exalta ese costado libertario de las fantasías aventureras que tiene a sus protagonistas enfrentados a un régimen político totalitario que debe demolerse. Y porque pone en el centro de la acción a Jennifer Lawrence, que es actriz de fibra y no una invención del marketing con caducidad a plazo fijo.

Con Los juegos del hambre: Sinsajo-El final termina la travesía. Katniss Everdeen ingresa al corazón del Capitolio y confronta al presidente Snow, interpretado por un Donald Sutherland, cruel, cínico y lúcido. Antes del clímax, el relato avanza con intensidad de serial: trampas que se activan para impedir el avance de los héroes; un miasma que amenaza con la asfixia colectiva; desvíos por galerías subterráneas; monstruos de las cavernas que asaltan; escapes providenciales. Dinámica eficaz, aunque no siempre inspirada, que rescata al filme de la alegoría monda y lironda.

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Ricardo Bedoya

 

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