Se impone un breve balance del Festival de cine de Lima que acabó ayer.
Lo mejor: Que el Festival exista y se mantenga desde hace veinte años. Mérito de la gente que trabaja en el Centro Cultural de la Universidad Católica.
Lo que se debe evitar: Las interrupciones de las proyecciones y los retrasos en el inicio de las funciones que se produjeron este año.
Un acierto: La invitación y el homenaje a Luc Dardenne, brillante y minucioso en sus exposiciones y siempre dispuesto al diálogo.
Sorpresa favorable: Que se haya dado espacio (aunque sea pequeño) al “otro” cine peruano.
Lo que se debe fomentar: Las retrospectivas y los ciclos temáticos. Nunca como ahora es preciso que los más jóvenes puedan conocer que el cine latinoamericano no empezó hace veinte años y que las películas de hoy se alimentan de las de ayer.
Lo que resulta indispensable: Afinar los criterios de selección de las secciones competitivas. El eclecticismo actual no le hace bien al Festival. ¿Cómo es posible que compitan cintas como “Desierto” o “Casi memoria”, que pudieron estar en alguna muestra paralela, mientras se excluye a “Mi amiga del parque” o “Camino a La Paz”? Se requiere una mirada que busque películas y seleccione, y no que se limite a incluir a ganadoras de otros festivales. El mejor cine de hoy ya no está, necesariamente, en los festivales consagrados. Hay que buscarlo en plataformas y seguirlo con atención, día a día. Esa es la tarea de los programadores. ¿Lo hace el Festival de Lima? Me temo que no. El cine ya no es lo que era hace veinte años; ni siquiera, lo que era hace cinco.
Sorpresa negativa: Consecuencia de lo dicho en el punto anterior, es la sorpresa que causa no encontrar en la programación a destacadas películas latinoamericanas del último año, como “La calle de la amargura”, “Las plantas”, “Mate-Me por favor”, “Los nadie”, “La noche”, “El viento sabe que vuelvo a casa”, “Como me da la gana II”, entre otras.
Lo que es preciso abandonar: los prejuicios contra las películas singulares, sea por sus tratamientos diferenciados o por su extensión. Si el Festival quiere sintonizar con el cine que se hace hoy es preciso que atienda a estas películas. Conversando con el director de la Cineteca Nacional de México, me entero que esa institución tiene una de sus salas dedicada a los filmes más radicales. Su público es básicamente juvenil. Ese debe ser un reto para el Festival de Lima: elegir esos filmes para exhibirlos en una muestra permanente que destaque su novedad. Y en la que se debata sobre ellos. Y que reciban un premio.
Películas preferidas de esta edición del Festival
Las mejores película que vi, en orden de preferencia, fueron:
“Ni el cielo, ni la tierra”
“Elle” (en la foto)
“Aquarius”
“Toro de neón”
“Mi amiga del parque”
“Mimosas”
“El Dorado XXI”
“Epitafio”
“Los dos amigos”
“La larga noche de Francisco Sanctis”
“Alba”
“Las lindas”
“Loving”
“Camino a La Paz”
“La luz incidente”
No incluyo “Fai bei sogni”, de Marco Bellocchio, cuya proyección se interrumpió, ni las películas peruanas, que comentaré cuando se estrenen o tengan nuevas proyecciones.
quisiera saber tus criticas a “asi nomas” que fue sacada de las salas a la primera semana
el cine peruano no crecera si no se le da su lugar o igualdad de oportunidades de competencia
No incluye ni “La fille inconnue”, ni “Forushande”, ni Ma loute”. Interesante. Listas de preferencia son listas de preferencia.