El Festival de Cine Europeo que organiza cada año la Filmoteca de la Universidad Católica y la representación de la Unión Europea en el Perú llega a su vigésimo octava edición, que arranca esta semana y se prolonga hasta los primeros días de noviembre.

Este año, hay tres títulos indispensables. El primero es “Phoenix” (en la foto), el más logrado de todos. Dirige el alemán Christian Petzold y es una fascinante relectura de “Vértigo”, de Alfred Hitchcock, ambientada en Berlín al acabar la Segunda Guerra Mundial. Una mujer, interpretada con maestría por Nina Hoss, regresa de entre los muertos. Superviviente de un campo de exterminio, vuelve a la vida con un nuevo rostro. Es el arranque para una película que se mueve entre lo realista y lo improbable; entre el melodrama y el filme sobre la memoria histórica; entre el romanticismo y la ficción fantástica. Como su modelo hitchcockiano, el amor, la muerte, la culpa y la expiación se mezclan en un relato de gran intensidad.     

La francesa “Banda de chicas” es otra que no hay que dejar pasar.  La protagonista está harta de las imposiciones familiares y del dominio de los muchachos del barrio. Unida a otras tres chicas descubre un mundo aparte, donde se afirma escuchando a Rihanna, conversando sin fin, vistiéndose a su aire y aprendiendo a ser mujer. La directora Céline Sciamma observa gestos mínimos y complicidades; filma cuerpos en movimiento y satura la banda sonora con los acentos, ritmos y entonaciones de esta banda enfrentada a la ley de los varones, dueños del suburbio.

“Victoria”, del alemán Sebastian Schipper, sigue, sin cortes, en un plano secuencia de más de dos horas, la trayectoria de una joven española en Berlín. Trayectoria nocturna que se inicia en plan de juerga y se prolonga en suspenso. “Victoria” se impone desafíos, sostiene el relato y exhibe virtuosismo técnico.

 

Ricardo Bedoya         

 Nota publicada en Caretas, edición del 20 de octubre de 2016.