La historiografía sobre el cine en el Perú cuenta con un nuevo y valioso aporte: el libro Cuando el cine era una fiesta. La producción de la ley Nº 19327. Un largo y minucioso trabajo de investigación elaborado sin apoyos institucionales por Nelson García Miranda , quien fuera activo realizador de cortos durante el periodo de vigencia de esa ley, y antes crítico de la revista Hablemos de Cine.
Nelson García Miranda ha publicado un volumen que ofrece datos filmográficos sobre todo lo que se produjo entre 1973 y 1992, lo que abarca largometrajes, noticieros y cortos. El libro ha sido editado con el apoyo del grupo Chaski – está dedicado a la memoria de Stefan Kaspar, fallecido hace pocas semanas- y, sobre todo, de la historiadora Violeta Nuñez, quien estuvo hace unos días en Lima, donde además de este libro, presentó el último que ella ha escrito, El cine en Lima 1897-1929. La edición del libro de García, justamente, figura a cargo de Nuñez, quien vive y continúa su actividad profesional en la ciudad de Los Angeles desde hace algunos años.
La publicación ofrece una amplia documentación que no se agota en este libro, pues se prolongará en otros, esperamos que pronto, luego de la larga espera que ha significado para el autor la salida de este volumen. Pero ya de por sí, lo que aquí se registra va a servir de material de base indispensable para cualquier investigación posterior, monografía o tesis universitarias, reportajes periodísticos o, sin más, la información con que profesionales y empresarios pueden contar acerca del periodo de la ley 19327 en estos tiempos en que se activa la producción cinematográfica en nuestro medio.
Este registro de una etapa relativamente cercana en el tiempo y sobre la que se ha escrito bastante en términos de evaluación y comentario, llena uno de esos vacíos cuya magnitud uno descubre de manera más clara cuando se confronta la información de la que antes se carecía. Porque, sin duda, lo primero que debería tenerse siempre (y no se tiene por las dificultades de registro, por desidia o negligencia) es la base informativa, cuando más exhaustiva mejor que, si no evitar, puede al menos hacer disminuir las afirmaciones hechas a base de supuestos o de datos inexactos.
Por cierto, el libro tiene límites muy claros. Cuenta con una amplia introducción que hace un recorrido por los hechos principales de esos años, pero luego se ajusta a su propósito: consignar la filmografía del periodo. No se intenta comentar ni hacer un balance interpretativo o valorativo. Incluso, Nelson García, lejos ya de la práctica crítica que ejerció antes de iniciarse en la dirección, establece en el título la identificación con ese proceso del que fue uno de los personajes: de allí el énfasis celebratorio. García trasmite una cierta nostalgia por la etapa que le permitió convertirse en cineasta y en la que hizo muchos cortos, etapa que por cierto no se va a repetir, pues tanto las condiciones del país como de la práctica cinematográfica no son, definitivamente, las mismas. No hay, por tanto, una mirada crítica y tampoco tendría que haberla, pues ese no fue el objetivo del acopio que el autor realizó ni tampoco lo es ahora del libro que acoge las fichas.
Lo importante es que, finalmente, se puede contar con una base de datos que, sin ser cien por ciento completa (muy difícilmente podría serlo), entrega el mapa casi completo de un recorrido al que se le puede ir agregando poco a poco algunos puntos faltantes. El mismo Nelson García sigue en ese empeño y no cabe duda de que más adelante el material será subido a la Internet de una u otra manera y allí los agregados serán más fácilmente incorporables.
Isaac León Frías