Octavo Festival del Cine Francés: Las películas de mi vida, por Bertrand Tavernier

Realizador cinematográfico, agente de prensa –durante los años sesenta- de directores como John Ford o Jean Pierre Melville, crítico de cine, especialista en el cine de la era clásica de Hollywood y cinéfilo constante (pueden seguir su blog aquí), Bertand Tavernier rinde homenaje a los realizadores franceses que le marcaron, influyeron o le hicieron amar el cine francés, desde Jacques Becker hasta Melville, pasando por Renoir, Duvivier, Sautet,  Edmond T. Greville, Jean- Luc Godard, Jean Sacha, entre otros. Pero hay otros dos personajes centrales en este repaso por esa cinematografía: el actor Jean Gabin, el músico Maurice Jaubert, el guionista Jacques Prévert.

El punto de vista de Tavernier es revisionista. Intenta contradecir la línea de demarcación impuesta por la “Nueva Ola”, que jubiló a muchos directores franceses, célebres desde los años treinta y cuarenta, con el sambenito de ser ilustradores de guiones  prestigiosos, adaptadores sin personalidad, aplicados académicos y funcionarios de la realización fílmica. François Truffaut fue el acusador más ardoroso de esos realizadores y de su “cinéma de qualité”.

Tavernier, sin dejar de admirar algunas de las películas de la “Nueva Ola”, decidió reivindicar a los réprobos. Para escribir el guion de su primer largometraje, “El relojero de Saint Paul”  (1974), eligió a Jean Aurenche y Pierre Bost, “culpables” de los guiones de muchas de las películas recusadas por Truffaut y compañía.   Pero Tavernier no se detuvo ahí. Además de seguir trabajando con esos guionistas, empezó a revisar títulos recusados, olvidados o maltratados por la corriente crítica impulsada desde la revista “Cahiers du cinéma”. Prestó atención especial a las obras de René Clément, de Raymond Bernard, de Henri Decoin, del extraordinario Jean Grémillon,  de René Clair, de  Anatole Litvak, de Maurice Tourneur. En paralelo, apreció los resultados expresivos de una película como el producto de un trabajo de colaboración. Cuestionando los excesos de la “política de los autores”, que podía llegar a sostener que la peor película de un gran realizador era, por fuerza, superior a la más lograda de un realizador mediano o mediocre, Tavernier atendió el aporte creativo de los guionistas, de los actores, de los músicos, de los directores artísticos.

Compartible o no, lo cierto es que su postura, curiosidad y conocimiento del pasado del cine francés –así como el de Hollywood- permite descubrir nombres y títulos que estaban cubiertos de polvo.

“Las películas de mi vida”, que se verá en el octavo Festival de Cine Francés, da cuenta de ese gesto de Tavernier.   Durante más de tres horas, escuchamos los comentarios del realizador mientras se suceden fragmentos de películas, entrevistas de archivo y textos diversos.   La estructura es muy tradicional y sigue el modelo usado por Martin Scorsese en sus acercamientos al cine italiano y al de los Estados Unidos, así como lo hizo Stephen Frears con el cine británico, pero el material es rico y atractivo. Y da pistas sobre las obras de cineastas poco conocidos, como Jean Sacha.

Pero esta película de Tavernier no termina aquí. Siguen ocho episodios, de cincuenta minutos cada uno, de una serie televisiva llamada “Voyages à travers le cinéma français”,  que traza los perfiles de más cineastas, desde Ophuls hasta Bresson, pasando por Sacha Guitry, Marcel Pagnol, y muchos más. Ojalá podamos verla pronto.

Ricardo Bedoya     

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